23 jun 2018

Que pasa en Nicaragua explicacion desde un enfoque critico de izquierda


Hay tres explicaciones en la mesa: la de la derecha y el imperio gringo, la del gobierno nicaragüense, y la que viene de la izquierda crítica
El mundo ha sido sorprendido por una impresionante movilización popular en Nicaragua, principalmente juvenil, que comenzó rechazando reformas al sistema de seguridad social, pero que ha evolucionado a pedir la renuncia del mismo gobierno. Su costo es trágico: decenas de muertos, heridos y detenidos, centros de estudio y trabajo destruidos, la actividad económica semi paralizada.


Este acontecimiento requiere una explicación. Y al respecto, hay tres explicaciones colocadas en la mesa: la de la derecha y el imperio gringo, la del gobierno nicaragüense, y la que viene de la izquierda crítica.
La explicación de la derecha y del imperio es que se trata de un gobierno “socialista” o de “izquierda” que por su propia naturaleza es dictatorial y enemigo de la democracia. Pero si así fuera, la propiedad sería colectiva, estatal o solidaria, y no es así; la propiedad privada capitalista es omnipresente y el país es tan neoliberal como muchos otros de América Latina, así que ese argumento no ayuda a entender nada.
La explicación del gobierno hace ver el movimiento de las y los jóvenes nicaragüenses como una conspiración de la CIA. En su discurso del 21 de abril, Daniel Ortega acusó a los y las jóvenes de ser “pequeños grupos de la ultraderecha” que quieren “destruir la paz de que goza Nicaragua”. Resultando así que su gobierno sería la “víctima” de una ofensiva bien orquestada, similar a la de las “guarimbas” de Venezuela.
Mi explicación no comparte nada con las anteriores.
En mi opinión lo que vemos es el estallido de un descontento social muy profundo, acumulado durante una década, que tiene como base un conjunto de contradicciones entre el gobierno y el Pueblo, incubadas en el capitalismo nicaragüense, de la mano de decisiones impopulares, actitudes dictatoriales e impositivas del dúo Daniel Ortega y Rosario Murillo.
Voy a citar solo diez de esas contradicciones entre el gobierno y el Pueblo:
Primero:
La aprobación de construir el canal inter oceánico por una empresa china a un costo económico y social elevadísimo (US$ 50 mil millones), ha generado un fuerte descontento porque implica destruir muchas comunidades rurales, obviamente contra su voluntad, y ceder la soberanía territorial a dicha empresa por un siglo. De ahí ha surgido un amplio movimiento campesino y ciudadano opuesto, que es reprimido y vilipendiado por el gobierno, pero que se mantiene hasta el día de hoy.
Segundo:
La actividad extractiva, en particular minera, casi ha duplicado la superficie concedida en este período (del 12 % al 22%) generando fuertes conflictos en el área rural y con los movimientos ambientalistas, también reprimidos.
Tercero:
La presión sobre la tierra que ejercen monocultivos industriales como la palma africana y el azúcar, así como el gran incremento de la actividad ganadera, dejan menos disponibilidad de tierras para las y los campesinos.
Cuarto:
El descuido ambiental, cuya última manifestación fue la desidia del gobierno frente al incendio de la reserva en Indio Maíz, movilizó a sectores juveniles a protestar.
Quinto:
El control impositivo contra las organizaciones no gubernamentales, especialmente de derechos humanos y feministas, quienes no le perdonan las arbitrariedades, represión y acusaciones de abuso sexual, tiene en alta tensión las relaciones del gobierno con el mundo de la llamada “sociedad civil”.
Sexto:
La reelección presidencial, prohibida por la Constitución, que se impuso utilizando el mismo mecanismo que usó Juan Orlando Hernández: un fallo de la Corte Suprema, lo hizo ver como un autoritario.
Séptimo:
El mismo efecto han tenido las acusaciones de fraude electoral en las últimas dos elecciones presidenciales, donde se impuso la formula orteguista.
Octavo:
La Vicepresidenta Rosario Murillo, esposa de Ortega, ejerce un férreo control sobre los medios de comunicación que es resentido por los medios independientes, llegando a proponer el control de las redes sociales.
Noveno:
Causa mucho malestar la extendida corrupción de funcionarios públicos, que se vuelven millonarios de la noche a la mañana, mientras el pueblo pasa dificultades económicas. Comenzando por la misma pareja presidencial, que es cuestionada por haber acumulado recursos desde la “piñata” pactada con Arnoldo Alemán, y de administrar alrededor de 4 mil millones de dólares de recursos del ALBA, sin rendir cuenta de su destino; hasta casos como el de Orlando Castillo Guerrero, gerente de aeropuertos, por un desfalco millonario.
Décimo:
Después de varios años de buenas relaciones con el gobierno, una parte del empresariado nica (afiliados al poderoso COSEP-Consejo Superior de la Empresa Privada en Nicaragua) comienza a dudar de la conveniencia de continuar el matrimonio que ha mantenido durante una década con los Ortega-Murillo, período en el que se ha beneficiado en toda la línea, por temor a perder los favores del imperio, después de que Donald Trump hiciera aprobar la Ley Nica-Act y de que comenzara a aplicar sanciones a funcionarios nicaragüenses. Desde entonces, han puesto sus barbas en remojo.
Pese a eso, Nicaragua tiene buena reputación por sus fuentes de trabajo y la ausencia de delincuencia. Es porque las maquilas migran mucho a ese país precisamente porque los salarios de sus obreros y obreras están entre los más bajos de Centroamérica y en esas condiciones las empresas capitalistas se sienten ahí como en un paraíso. La ausencia de delincuencia, que va de la mano del empleo es, en efecto, su mejor condición competitiva.
Por tanto, Nicaragua es un país que ha tenido un importante crecimiento capitalista, no equitativo, en el cual se han acumulado fuertes contradicciones económicas y sociales, con una ciudadanía deseosa de manifestarse sobre las mismas, que no ha podido hacerlo, no es tomada en serio o se le pasa factura con discriminación o represión.
INSS, el conflicto detonante
En ese contexto, se produjo el conflicto por la reforma al INSS, exigida por el Fondo Monetario Internacional. No era la primera vez que se hacía una reforma (en 2013 se hizo una que fracasó), solo que en esta ocasión se produjo cuando el descontento por las causas señaladas estaba en su máximo, especialmente entre la juventud que nació después de la Revolución de 1979. Las protestas comenzaron por los directamente afectados, los jubilados y jubiladas; a estos le siguieron las y los jóvenes estudiantes; y luego otros sectores de la población. Finalmente se incorporaron los empresarios, que previamente habían roto las negociaciones sobre ese tema en la Comisión Tripartita.
Por lo dicho, la crisis actual no cae como un rayo en un cielo despejado, sino que tiene antecedentes importantes que la explican. Problemas estructurales y coyunturales de difícil solución en manos de una pareja presidencial cerrada, autoritaria y represiva.
La irracionalidad de la argumentación oficial
Por tanto, venir a decir que las manifestaciones sociales son una “conspiración” para desestabilizar al gobierno de parte de pequeños grupos de “ultra derecha”, es una afirmación propia de un gobierno dictatorial, incapaz de dar respuestas racionales y necesarias a los problemas planteados, y que insultan la inteligencia del público.
Hasta el más desinformado observador advertiría que es imposible que la CIA tuviera tantos agentes infiltrados y pagados en todo el país, jubilados, entre trabajadores y un ejército de jóvenes matriculados como estudiantes universitarios, para salir, en el momento apropiado, a “desestabilizar” al gobierno. Pero es comprensible: el gobierno, acostumbrado a imponerse todo el tiempo, nunca esperó una reacción social tan contundente y no ha podido hilvanar una explicación “mejor”.
Es la clásica estrategia de un gobierno “progre” que se siente acorralado por su Pueblo: manipulan el sentimiento antiimperialista de la gente, que siente profundo respeto por la Revolución Sandinista de 1979 (incluido quien escribe estas líneas), para que se crea cualquier argumento, bajo la autoridad de que lo dijo el “líder”, Daniel Ortega.
Argumentos que llegan al absurdo; por ejemplo, “que estudiantes universitarios destruyen sus propias universidades”, que “como francotiradores les disparan a sus propios compañeros(as)”, “que se torturan y se desaparecen”; “queman edificios públicos para atraer el repudio social hacia ellos”, etc. Un libreto propio de un movimiento suicida, que más parece escrito por un asesor de Juan Orlando Hernández o de la Policia Militar hondureña.
No dicen que la violencia es inicialmente desatada por bandas de motorizados de la clientela juvenil del gobierno, que es usada como grupo de choque y carne de cañón contra otros jóvenes. Todo a vista y paciencia de las autoridades policiales.
Y cuando los jóvenes se defienden de estos grupos, o cuando desatan su indignación sobre símbolos del gobierno, entonces el oficialismo proclama la “demostración” de sus acusaciones. ¿Acaso creen que tratan con bobos? Afortunadamente la difusión de la tecnología celular, ha permitido filmar cuando los grupos de choque gubernamentales han sido protagonistas de semejantes hechos.
Algunos compas tienden a hacer comparaciones simplistas. Dicen que es un guión similar al usado por los gringos en Venezuela. Si se tratara del caso del Presidente venezolano Nicolás Maduro, la explicación de Ortega tendría sentido, porque en Venezuela las “guarimbas” fueron organizadas por un partido de ultraderecha (“Voluntad Popular”, partido de Leopoldo López) para desestabilizar a ese gobierno. Pero NO es el caso de Nicaragua. En este país el movimiento fue auto convocado por sectores progresistas, de la juventud universitaria, como se ha dicho. El análisis, para que sea objetivo, tiene que basarse en la realidad.
Ver las cosas desde esta óptica, permite explica varias cosas “raras” del gobierno nicaragüense:
¿No es extraño que Ortega fuera el primer gobierno en reconocer a Juan Orlando Hernández y que nunca cuestionara la criminal represión que este arremetió contra el pueblo hondureño? ¿No es extraño que el gobierno norteamericano durante los últimos once años no “molestara” a Ortega con ningún intento serio de “desestabilización”? En comparación, el imperio promovió golpes de Estado en Venezuela, Honduras, Paraguay y Ecuador en ese período. A pesar de que Nicaragua es un país mucho más débil que aquellos, durante ese tiempo, lo dejó “tranquilo”.
Eso se explica por la luna de miel de once años que sostuvo beneficiando a la empresa privada, nacional e internacional, en los que cultivó jugosos negocios, incluido el gobierno golpista de Pepe Lobo y Juan Orlando Hernández, y con la reaccionaria iglesia católica nicaragüense (de ahí su eslogan del “Socialismo Cristiano y Solidario”).
Pero esos tiempos son el pasado. La pareja presidencial Ortega-Murillo ahora cuenta con la hostilidad del imperio, que buscará domesticar su gobierno, mediante acciones de boicot económico; cuenta con el divorcio de la empresa privada nacional o de un sector importante de esta; y cuenta con el repudio activo de una buena parte del Pueblo. El rumbo que tomará el país, dependerá, por un lado, de la respuesta del gobierno al movimiento de protesta lanzado por su juventud y por otros sectores populares, así como de la capacidad de este de conquistar mejores estándares democráticos y sociales. La moneda está en el aire y todavía es prematura para decir qué pasara.
Pero de lo que no cabe duda, es que, con la movilización social de las últimas semanas, sea que avance o retroceda, comienza una nueva era, en la que un nuevo sujeto histórico se ha levantado sin miedo de tomar la palabra y decidir su destino.

El dolar floto y Sturzenegger se hundio y ahora


La llegada de Luis Caputo a la titularidad del Ente Rector monetario y cambiario consolida, junto a Nicolás Dujovne, un equipo económico de financistas orientado exclusivamente a conseguir fondeo para sostener un Gobierno extremadamente vulnerable en su sector externo.
La Argentina, a consecuencia de una salida de capitales por distintos factores de u$s63.000 millones en dos años como resultado de una política económica voraz en lo rentístico pero ideológicamente mesiánica en lo político-social, ha quedado expuesta al impacto de lleno del cambio de escenario mundial impulsado por Estados Unidos. Nacionalismo económico y suba de la tasa de interés internacional embisten frontalmente a un gobierno que ha elegido la apertura comercial y financiera como eje de su política económica. Así las cosas, la dupla de “hombres del mercado” se aboca a un día a día de obtención de dólares para tratar de reparar el rumbo que ha abierto en el casco de la nave del gobierno el choque con el iceberg internacional.Esa vigilia diaria tiene fechas que marcan decisiones. El martes 19 de junio, día de vencimiento de $ 520.000 millones de letras del Banco Central es uno de esos días de vigilia y rezos. El otro lo constituye el viernes 22 de junio, en donde se supone que el FMI desembolsará u$s 15.000 millones o, al menos, una parte de dicha promesa. Se desconoce, sin embargo, el posible destino de dicha erogación.La semana que viene augura movimiento y la pregunta es hacia dónde. El gobierno se ha embarcado en un conjunto de promesas incumplibles con el FMI en lo que se ha dado a llamar “la carta de intención” o “memorándum de entendimiento”. Allí se observa que, a cambio de obtener algunos dólares para sortear las presiones de corto plazo, liquida patrimonio estatal como el Fondo de Garantía Sustentable y aumenta exponencialmente las obligaciones del Estado a largo plazo. Sobre esto último, versan el compromiso de privatizar y entregar el mercado financiero bajo la forma de bonos negociables, la deuda intra-Estado entre el Banco Central y la Tesorería, que asumió la forma de “letras intransferibles”.


Este intrincado compromiso con el FMI encubre una solución para cancelar la enorme cantidad de pasivos acumulados por el BCRA a causa de la emisión de letras, canjeando las letras del Banco Central (LeBaC), en pesos y de corto plazo, por bonos de la Tesorería, en dólares y a largo plazo. Este hecho tiene características de extrema complejidad para el Estado y los ahorristas del sistema financiero.
En primer lugar, un pasivo del Estado nacional deja de tener como acreedor al Banco Central para ser traspasado al sector privado. En segundo lugar, los tenedores de las letras del Banco Central, que recibirán un bono en dólares a cambio de un título en pesos, se encontrarán con un problema de liquidez: no es lo mismo disponer de los fondos a los treinta días que escalonados en el tiempo. Si decidieran hacerse de liquidez inmediata vendiéndolos en el mercado, su precio se desplomaría. Por ende, alguien tiene que sostener su financiamiento a plazos más largos. Para ello están los bancos, que poseen un 47% del stock de LeBaC.
Ahora bien, los bancos pueden mantener en sus carteras esos títulos de largo plazo en base a la confianza de sus depositantes, los ahorristas en pesos y en dólares. En definitiva, los que perderían liquidez debido a que sus depósitos se aplicarían a bonos de largo plazo son los depositantes que, si quisieran no renovarlos al vencimiento, el sistema bancario le plantearía dificultades para efectivizarlos.
El gobierno, a través de este canje de LeBaC por bonos del Tesoro, puede sortear con éxito el vencimiento del 19 de junio y el presidente del Banco Central se convertiría en un gran decisor. De él dependería a quienes les entrega dólares diferidos en el tiempo bajo la forma de bonos del Tesoro, y a quiénes dólares de contado con el financiamiento del FMI. Este esquema de arbitraje acerca de quién pasa (y quién no) por la demanda de divisas, evitando los apretujones de una corrida, funciona sostenido en la confianza y también en la renta de los ahorristas depositantes en los bancos.
Al mes de mayo, de acuerdo al último informe monetario del BCRA, los depósitos a plazo fijo en pesos ascienden a $ 999.040 millones y los depósitos en dólares a u$s 30.017 millones. Aplicar la capacidad de préstamo líquida del sistema a bonos del Tesoro a largo plazo en una magnitud de u$s 15.000 millones es un esfuerzo muy grande para nuestros ahorristas.

Con el fondo no se juega


“El PJ y Massa dejaron solo al kirchnerismo en su movida contra el FMI” tituló La Nación, como festejando. El título se publicó el 20 de Junio, pero los hechos sucedieron el día anterior en la Cámara de Diputados cuando los legisladores del FPV, del Movimiento Evita y de la izquierda reclamaron que el gobierno haga pasar por el Congreso el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. Fue un espectáculo penoso si se tiene en cuenta que el 25 de Mayo se movilizó más de un millón de personas en la 9 de Julio convocada por la consigna “No al FMI. La Patria está en peligro”.
Cuando La Nación festeja, los movimientos populares tienen que sacar el paraguas. Ese título cancela toda discusión, desmiente los argumentos y expone la gran metida de pata en todo sentido de esos legisladores que no bajaron al recinto.
Algunos de esos argumentos fueron que el acuerdo con el FMI no encarnó tanto en la sociedad como la despenalización de la interrupción del embarazo. “Si hubiéramos tenido cientos de miles de personas en la puerta del Congreso, a lo mejor eso hubiera cambiado” explicó uno de esos diputados que participa en los debates por la unidad del peronismo. No hubo cientos de miles, el 25 de Mayo hubo más de un millón y esa evaluación no puede ser más errónea. La sociedad y sobre todo los sectores populares, inclusive muchos de los que votaron a Cambiemos, saben que cada vez que Argentina se entregó al organismo financiero, la economía popular fue devastada por un verdadero genocidio por el crecimiento de la desocupación y el hambre, cuando la mortandad infantil subía en vez de bajar y cuando los gobiernos decían que las provincias del Norte y el Sur eran “inviables”. Sin embargo, muchos periodistas filoficialistas se ofendieron porque consideran que decir que la Patria está en peligro es una exageración.

No es exagerado, esa imagen está presente en la memoria colectiva, que en otros aspectos es más floja. La corporación de medios oficialista trató de bajar el precio de la convocatoria. Dijeron que solamente era un puñado de actores. Hicieron lo que pudieron para desmovilizar. El acto no fue convocado por partidos ni centrales sindicales, sino por más de 40 organizaciones sociales, entre sindicatos, artistas, agrupaciones barriales y de defensa de los derechos humanos. A pesar de que la gente cubría desde el Obelisco hasta Belgrano, ocupando todos los carriles de la avenida, se podía observar mucha menos cantidad de ómnibus. Fue un acto con poco aparato porque la mayoría llegó caminando y por fuera de las columnas organizadas Eso también fue ocultado por la corporación de medios oficialistas y resulta ingenuo pensar que un diputado peronista, que seguramente estuvo en esa marcha, simule que cree en las mentiras de un oficialismo acorralado por sus propias contradicciones.
Otro argumento fue que como el bloque Argentina Federal, integrado por los diputados que responden a sus gobernadores, no bajaría al recinto, aunque ellos bajaran no se iba a tener número para el quórum. Como dijo La Nación, la intención fue dejar en soledad a los diputados que bajaron al recinto. Y eso fue lo más penoso porque tienen una responsabilidad frente a ese millón de personas. No es al revés. Lo que se esperaba era una respuesta conjunta de unidad y responsabilidad, como se ha dado en otros temas.
Ultimo argumento: el Ejecutivo tiene el derecho legal a tomar deuda sin consultar con el Congreso. Pero existe una Comisión Bicameral de Seguimiento de la Deuda Externa que la preside un massista. Esta deuda se empezará a pagar cuando este gobierno ya no esté. Y además, la letra chica del acuerdo apunta a la eliminación del Fondo de Garantía de los jubilados y sujeta la economía argentina al FMI por varias décadas. Las fuerzas políticas que se presentan a elecciones tienen que saber cuáles serán las consecuencias de este acuerdo. Néstor Kirchner envió al Congreso todas las medidas de negociación de la deuda.
La crisis económica se extenderá y profundizará. Así lo plantearon los dos nuevos funcionarios, Dante Sica y Javier Iguacel. “El próximo semestre será más duro”. Cada medida que anuncian como un éxito es en realidad una palada de funebrero, como la declaración de “mercado emergente” que obliga al país a no regular la entrada y salida de capitales que ha generado el despiporre del dólar. Con este proceso, será difícil que Cambiemos llegue al 2019 con una propuesta electoral sólida. Pero si desde la oposición tampoco se ponen los pantalones, el millón de personas que asistieron el 25 de Mayo verá cómo sus hijos son arrastrados por el desastre. La actitud de los gobernadores y sus diputados es verdaderamente desopilante. Con esas trampas les hicieron votar la reforma previsional, de lo cual están arrepentidos, pero ahora actúan de la misma manera. El acuerdo Stand-By anunciado con el FMI estipula una meta fiscal para las provincias en este año que será imposible de cumplir. Mientras que durante el 2017 el déficit primario total de las distintas administraciones provinciales alcanzó los $37.076,2 millones, para el 2018 debería reducirse a $10.664 millones, lo que equivale a un recorte de $26.412 millones.
Estas metas no fueron consultadas a los gobernadores, que son, sin embargo, los que facilitan al gobierno nacional el acuerdo con el Fondo. “No firmamos nada y ahora nos quieren trasladar el ajuste” afirma uno de ellos y pide que se mantenga el anonimato. Todos coinciden que con esa reducción de dos tercios de sus presupuestos, no hay 2019 posible.
Pero hay una incongruencia. Hacen esas declaraciones, saben que los están masacrando pero, en vez de oponerse, miran para otro lado cuando llega el momento del voto. El secreto está en que como saben que esas metas son incumplibles, necesitan la piedad, el permiso del gobierno nacional para tener un margen de excepción. Cada gobernador negocia por su cuenta. Algunos aceptan la reducción, pero piden que se les pague la deuda que tiene con ellos el Gobierno Nacional, como sucede con San Luis. Los dos gobernadores que aparecen más claramente aliados con el gobierno y respaldan el acuerdo con el FMI son Juan Schiaretti y Juan Manuel Urtubey. En el caso del cordobés, negoció un plan de obras con el que espera sostener su campaña para la reelección en 2019. Pero por la crisis, el gobierno nacional ya le debe 3500 millones. De todos modos le abrió la puerta para que tome deuda externa por 600 millones de dólares.
La CABA es el distrito más favorecido por Mauricio Macri, pero en muchos barrios se han multiplicado los cortes del servicio de electricidad a cientos de usuarios que no pueden pagar la tarifa. En varios barrios populares del conurbano, los vecinos se han puesto de acuerdo para no pagar las tarifas y se han organizado para no dejar entrar a los inspectores que les vienen a cortar la luz. Si estas experiencias se extienden, —no son partidarias sino que surgen de la imposibilidad concreta de pagar—, la provincia se convertirá en un polvorín. Muchos intendentes empiezan a pensar en la posibilidad de entregar bonos para recomponer la caída del salario. Y en muchos de esos distritos se han multiplicado las ferias del trueque
El peronismo, que viene realizando conversaciones de unidad, tiene que percibir que los escenarios fluctúan cada vez más rápidamente y que lo que hasta ayer se consideraba una verdad indiscutible, ya fue superada a una velocidad a la que el peronismo no le lleva el compás. La situación económica tiene consideraciones de desesperación que desborda el tiempo de las trabajosas negociaciones. El espacio de la tercera vía fue clausurado por la crisis —Massa perdió la intendencia de Tigre, Urtubey salió tercero en su provincia y Schiaretti está en una situación difícil. La inflación pasará el 30 por ciento, los salarios están dormidos en las paritarias y las tarifas seguirán creciendo. El escenario que se abre plantea un peronismo cada vez más opositor porque la gente va a estar cada vez peor.

19 dic 2017

Los ejercicios ruso-bielorrusos «Zapad 2017»


Desde la organización del golpe de Estado en Ucrania, la instalación de nazis en Kiev y el regreso de Crimea a la Federación Rusa, la OTAN se empeña en alimentar la paranoia de sus miembros en el este de Europa. Según Bruselas, lo que hizo Moscú no fue proteger a los pueblos de Crimea de un gobierno plagado de nazis sino conquistar por la fuerza y anexar ese territorio históricamente ruso. Apoyándose en esa narrativa, Washington ha logrado ocupar militarmente el este de Europa, sin que protesten los pueblos sometidos a esa ocupación. Al contrario, ahora se alarman ante cada maniobra militar rusa.

Durante las semanas anteriores a la realización de los ejercicios ruso-bielorrusos «Zapad 2017», y durante el desarrollo de estos, a mediados de septiembre de 2017, la prensa occidental se hizo eco de todo tipo de hipótesis inquietantes, según las cuales «Zapad 2017» era para Rusia una oportunidad para invadir los países del flanco oriental de la OTAN. Nadie se tomó el trabajo de estudiar el escenario de esos ejercicios, y nadie cuenta con la formación necesaria para analizarlo. Veamos, por tanto, de qué se trata.

Los ejercicios Zapad 2016 se desarrollaron del 14 al 20 de septiembre de 2017. Tenían como objetivo:

«Mejorar la formación y el uso de los grupos de fuerzas armadas para garantizar la seguridad militar de una posición avanzada estratégica para la defensa colectiva de Rusia y Bielorrusia.»

El escenario de esos ejercicios planteaba que el territorio de Bielorrusia y el enclave ruso de Kaliningrado enfrentaban una infiltración masiva de fuerzas especiales que actuaban como terroristas. Según el escenario planteado, esas fuerzas venían de 3 países ficticios: Vajsnorya, Vesbaria y Lubenia. En los mapas, Vesbaria se situaba en territorios de Lituania y Letonia mientras que Lubenia incluía parte de Lituania y Polonia, países que en la vida real son todos miembros de la OTAN. Los terroristas infiltrados habían tomado el control de Vajsnorya, una zona situada en el noroeste de Bielorrusia.

La primera etapa consistía en aislar Vajsnorya del resto de Bielorrusia, para evitar los actos de sabotaje tendientes a afectar la situación socioeconómica del país y a facilitar la ejecución de un golpe de Estado en Minsk, ya que el objetivo final de los agresores sería utilizar el territorio de Bielorrusia como trampolín para iniciar una invasión militar contra Rusia.

La concepción de los ejercicios Zapad 2017 se basaba en la adopción de medidas militares capaces de impedir que Bielorrusia fuese desestabilizada y garantizar la liberación de la región ocupada, designada como Vajsnorya. Es por eso que la primera etapa de esos ejercicios buscaba verificar la capacidad de las fuerzas terrestres y aéreas rusas y bielorrusas para conservar la supremacía aérea y bloquear el corredor de infiltración inicial y el aprovisionamiento de los terroristas en armas y municiones.

La segunda etapa tenía como objetivo verificar la capacidad de las unidades aerotransportadas para intervenir a gran distancia de sus bases y para aislar y cercar después los grupos terroristas infiltrados. Esa operación suponía la realización de una maniobra con fuerzas de apoyo terrestres y aéreas para bloquear la retirada de los terroristas hacia el Mar Báltico.

La última etapa de los ejercicios consistía en cercar a los terroristas y terminaba con su eliminación física.


¿Qué conclusiones pueden sacarse de Zapad 2017?

Zapad 2017 tenía un carácter estrictamente defensivo. Se circunscribió al oeste de Bielorrusia y de Rusia. En Bielorrusia, se desarrolló estrictamente dentro de 7 polígonos terrestres, y otros 3 en Rusia, donde observadores militares de todos los países miembros de la OTAN tuvieron la oportunidad de asistir como invitados. Participaron 12 700 soldados (7 200 en Bielorrusia y 5 500 en Rusia), 680 vehículos, incluyendo 370 blindados (entre los que se contaban 250 tanques), 200 piezas de artillería, 70 helicópteros y aviones y 10 navíos de guerra.

La necesidad de realizar esos ejercicios viene de que los rusos temen que se produzca una invasión de fuerzas de la OTAN desde los países bálticos y Polonia. Para reforzar la seguridad en esos países, la OTAN desplegó allí recientemente la 10ª brigada de la fuerza aérea de Estados Unidos –con más de 60 aviones– y la 3ª brigada blindada estadounidense. Además, en los 3 países bálticos los miembros de la OTAN están efectuando un sistema de rotación con una escuadrilla de aviones de caza. La OTAN ha creado también una fuerza de intervención ultra-rápida alimentada por 7 países miembros con 10 000 soldados especialmente entrenados y destinados a actuar en la costa báltica y la del Mar Negro.

Los temores de Rusia son razonables ya que, según la doctrina de la OTAN, Moscú se halla en el eje estratégico bielorruso del «teatro de operaciones europeo». Ese eje comienza en Berlín, pasa por el territorio de Polonia, el enclave de Kaliningrado y Bielorrusia, atraviesa Moscú y se prolonga hasta Samara (la antigua Kubischev). Los blindados pueden avanzar rápidamente sobre esa amplia llanura. Ese recorrido está claramente concebido para invadir Moscú. Los objetivos estratégicos son concentraciones económicas y políticas vitales –incluyendo complejos económicos, fuentes de energía, de materias primas, redes de transporte de energía, etc.– cuya conquista o control, incluso temporal, se traduce automáticamente en una modificación de la correlación de fuerzas en cualquier teatro de operaciones.

Por ejemplo, durante la Segunda Guerra Mundial, en la Operación Barbarroja, iniciada el 22 de junio de 1941, el Grupo de Ejércitos del Centro desplegó su ofensiva sobre el eje estratégico bielorruso, con 50 divisiones alemanas concentradas en Polonia, para conquistar el objetivo estratégico por excelencia: Moscú.

Rusia ha declarado repetidamente que los 5 000 millones de dólares de financiamiento estadounidense al Euromaidán de Kiev –cifra mencionada por la entonces secretaria de Estado adjunta de Estados Unidos, Victoria Nuland)– condujeron a un golpe de Estado mediante el cual Ucrania pasó a la categoría de enemigo de Rusia, situación que permite a Estados Unidos plantearse en el futuro la posibilidad de invadir Rusia con tropas de la OTAN. Esa hipótesis no carece de fundamentos ya que la invasión podría realizarse siguiendo el eje ucraniano, que es ciertamente la mejor ruta del teatro de operaciones europeo. Ese eje estratégico comienza en Munich (Alemania), atraviesa Polonia, Ucrania, el suroeste de Rusia, pasa a Volgogrado (la antigua Stalingrado) y continúa a lo largo del Volga hasta su desembocadura en el Mar Caspio.

El plan Barbarroja de invasión de la URSS, durante la Segunda Guerra Mundial, confió la conquista de Ucrania al Grupo de Ejércitos del Sur, que se componía de 57 divisiones alemanas, italianas, húngaras y rumanas. Parte de esas fuerzas, que totalizaban 330 000 soldados, fue cercada alrededor de Stalingrado, destruida u obligada a rendirse a los soviéticos, el 26 de enero de 1943. Elegir Ucrania como base de partida para la ofensiva de la OTAN, daría a la alianza atlántica la ventaja de poder evitar los combates en las montañas de los Cárpatos, que alcanzan los 2 061 metros de altitud.

Jared Kushner reordena el Medio Oriente


Personalidad muy cuestionada por los miembros mismos de la administración Trump, Jared Kushner goza de la total confianza del presidente. Se le ha dado como misión reordenar el Medio Oriente según el «principio de realidad», en contra de la doxa de cada bando. Después de los éxitos tangibles en Arabia Saudita, ahora se dedica a la cuestión israelo-árabe.

Jared Kushner es un individuo muy secreto de quien no se sabe gran cosa, cuando más que tenía una alta opinión de la justicia y que quería ser fiscal. Pero cuando su padre fue arrestado y encarcelado por fraude fiscal, él vivió aquello como una injusticia. Según Jared Kushner, su padre había caído en una trampa judicial. Él abandonó entonces sus estudios de derecho y se dedicó a tratar de salvar la empresa familiar de promoción inmobiliaria, lo que logró con creces. Durante ese periodo, se construyó la imagen más lisa posible para distanciarse de las acusaciones contra su padre.

Su suegro, Donald Trump, parece tener una extrema confianza en él, al extremo de haberlo encargado de facto de dirigir su campaña electoral. Algunos de sus adversarios expresaron sorpresa cuando Kushner fue capaz de organizar la campaña con medios irrisorios, logrando pese a ello la victoria.

Desde su llegada a la Casa Blanca, el presidente Trump lo hace participar en las reuniones más secretas, aunque Jared Kushner no dispone de la acreditación necesaria para tener acceso a secretos militares, acreditación que nunca se le ha concedido.

Con la esperanza de pasar a la historia por haber logrado algo de lo que sus predecesores siempre hablaron sin lograr alcanzarlo, el presidente Trump ha encargado a Jared Kushner de resolver el conflicto israelo-árabe y de pacificar el Medio Oriente. Es una apuesta particularmente arriesgada, sobre todo teniendo en cuenta que este joven de 36 años tomó posición en el pasado por Israel, aportando incluso respaldo financiero al ejército israelí y a colonias judías en tierra palestina. Sin embargo, es posible, por tener Kushner gran necesidad de conseguir la aceptación de su propio medio, que esas donaciones tengan un significado diferente al que se les atribuye a primera vista.

La nominación en esa función de una persona de confianza pero totalmente carente de experiencia diplomática es la segunda apuesta del presidente Trump. Visto el fracaso de los diplomáticos profesionales, Trump ha apostado por un enfoque nuevo sobre un viejo problema. Para cumplir esta misión, Jared Kushner ha obtenido un privilegio muy poco frecuente: es el único alto funcionario cuyas entrevistas con personalidades políticas extranjeras no quedan plasmadas en actas. Nadie podrá por tanto reprocharle tal o más cual torpeza, o ni siquiera criticar su manera de abordar los temas tratados. Ni siquiera el secretario de Estado ya que Jared Kushner sólo rinde cuentas al presidente.

En opinión de las personalidades que se han reunido con él, Kushner sigue los mismos principios que su suegro:

- primeramente, aceptar la realidad, aunque eso implique tener que abandonar una retórica oficial existente desde hace mucho
- en segundo lugar, considerar todas las ventajas que puede sacar de los acuerdos bilaterales anteriores
- en tercer lugar, tener en cuenta, en la medida de lo posible, el Derecho multilateral.

La única diferencia con su suegro reside en su perfecto mutismo, en oposición con las declaraciones provocadoras y contradictorias que el presidente utiliza para sacudir a sus interlocutores.

Durante los 6 últimos meses, Jared Kushner multiplicas sus idas y venidas en el Medio Oriente, principalmente a sus dos destinos predilectos: Arabia Saudita e Israel. Lo que acabamos de ver, sin entenderlo, es el inicio de su acción.

Arabia Saudita

- La realidad de Arabia Saudita era, desde el punto de vista de Trump durante su campaña electoral:

• la acumulación de petrodólares que son masivamente dólares que Estados Unidos ha pagado por un petróleo que los sauditas no fabrican; 
• el papel central del reino saudita, bajo control del MI6 británico y de la CIA, en la lucha contra el nacionalismo árabe y en la manipulación del terrorismo islámico; 
• su crisis en materia de sucesión.

- Los acuerdos bilaterales son los que firmó Franklin Roosevelt con el primer rey saudita, Abdulaziz Ben Saud, a bordo del USS Quincy, en 1945, renovados por George Bush hijo en 2005 y hasta 2065. Aunque esos acuerdos nunca se han publicado, numerosas personas que participaron en su negociación los han resumido de la siguiente manera:

• El rey de Arabia Saudita acepta que Estados Unidos controle su petróleo, mientras que Estados Unidos se compromete a proteger al rey y, por ende, su propiedad privada… lo que conocemos como Arabia Saudita. 

• El rey de Arabia Saudita se compromete a no obstaculizar la creación de un Estado para la población judía del antiguo Imperio Otomano, mientras que Estados Unidos favorece su papel regional.

Así que Jared Kushner preparó la cumbre del 21 de mayo de 2017 que reunió en Riad a casi todos los jefes de Estado del mundo musulmán alrededor del presidente Trump. Arabia Saudita cortó inmediatamente los contactos con la Hermandad Musulmana y dejó de financiar los grupos yihadistas en el mundo entero –al menos con casi todos, con excepción de Yemen. El reino puso en juego su influencia para convencer a los demás Estados musulmanes presentes.

Pero ese éxito tiene su costo: 

• Qatar rechazó la nueva política estadounidense. Negándose a aceptar que gastó inútilmente 137 000 millones de dólares contra Siria, Qatar ha mantenido su respaldo a algunos yihadistas. Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos decidieron entonces, por su cuenta, imponerle un bloqueo. El secretario de Estado Rex Tillerson trató de mantenerse al margen de esa disputa, pero Kushner y el presidente Trump se pusieron del lado de Arabia Saudita. 

• Kushner se comprometió a ayudar al rey Salman a arreglar como le parezca la cuestión de la sucesión del trono.

El golpe palaciego del 4 de noviembre

A finales de octubre, Jared Kushner estuvo 3 días en Arabia Saudita. Allí sostuvo largas sesiones de trabajo con el hijo del rey, el príncipe Mohamed Ben Salman (apodado MBS) y elaboró con él la lista de miembros de la familia real que había que neutralizar. Al no saber cómo reaccionaría la Guardia Real cuando el príncipe Muteb fuera depuesto, Kushner puso los mercenarios de Academi (antiguamente Blackwater) a la disposición del príncipe Ben Salman para la realización de los arrestos. Finalmente, recordando la campaña mediática contra su padre, también proporcionó especialistas en comunicación para disimular el golpe palaciego bajo el bello discurso de la «lucha contra la corrupción».

Jared Kushner ya había abandonado Riad cuando el primer ministro libanés, Saad Hariri –legalmente hijo del asesinado primer ministro Rafic Hariri, pero en realidad hijo biológico de un príncipe del clan Fahd – fue “invitado” a viajar urgentemente a Riad «para ser recibido por el rey Salman». Todos saben lo que sucedió después: el discurso de renuncia de Saad Hariri y los arrestos o ejecuciones de todos los príncipes que podían oponerse al nuevo proceso de sucesión o incluso reclamar el trono.

Ya arrestados, los cientos de primos del príncipe heredero Mohamed Ben Salman fueron puestos en cautiverio. Uno tras otro aceptaron, a veces bajo tortura, entregar sus fortunas al nuevo “hombre fuerte” del reino, quien recolecta así más de 800 000 millones de dólares, según el Wall Street Journal.

No se ha escuchado en todo el mundo ni una voz a favor de esos multimillonarios desbancados, que hasta ahora eran miembros de los más prestigiosos consejos de administración.

Algunos testigos aseguran que varios miembros de la familia real tuvieron que ser hospitalizados y recibir cuidados médicos antes de volver a ser interrogados. El príncipe heredero Mohamed Ben Salman dice haber liberado a varias personalidades, como el propio príncipe Metab, el príncipe Turki Ben Abdallah, el doctor Ibrahim ben Abdelaziz ben Abdallah al-Assaf (ex ministro de Finanzas del reino) y Mohamad ben Abdel Rahman al-Tubaichi (ex jefe de Protocolo de la corte).

Parece evidente que esa historia no ha terminado aún. Conforme a las instrucciones del presidente Trump, Jared Kushner tratará ahora de obtener para su país parte de las fortunas confiscadas.

El caso de Hariri

Contrariamente a lo que afirma la prensa francesa, París no tuvo mucho que ver con la liberación del primer ministro libanés. Es cierto que el presidente francés Emmanuel Macron intervino en el asunto –Saad Hariri tiene 3 nacionalidades, es al mismo tiempo libanés, saudita y francés. Y también es cierto que Macron viajó personalmente a Riad, pero fue para ser objeto de una grave humillación. La única acción útil vino del presidente libanés Michel Aoun.

Francia se estrelló contra una realidad muy simple: en derecho internacional, las personas que tienen más de una nacionalidad no pueden disponer de inmunidad diplomática en un país cuya ciudadanía ostentan. Pero el presidente libanés Michel Aoun logró inclinar la balanza al defender no al individuo Saad Hariri sino a su primer ministro. Es evidente que arrestar y poner bajo prisión domiciliaria al jefe de gobierno de otro país sin ningún tipo de procedimiento judicial constituye un acto de guerra. Por cierto, en la prensa internacional bullían rumores sobre un posible bombardeo saudita contra el Líbano. Los servicios del presidente libanés incluso amenazaron con llevar el asunto ante el Tribunal Arbitral de las Naciones Unidas y el Consejo de Seguridad de la ONU. El presidente del Líbano también se puso en contacto, a través de su homólogo sirio Bachar al-Assad, con el presidente egipcio Abdel Fattah al-Sissi, quien sirve de enlace entre los proestadounidenses y los que se oponen al imperio yanqui. Fue el presidente al-Sissi quien telefoneó a Jared Kushner y obtuvo, con apoyo del estadounidense, la liberación del primer ministro libanés Saad Hariri. Este último, al ser liberado, viajó de inmediato al Cairo para agradecer la intervención de al-Sissi.

La cuestión israelo-árabe

Queda la cuestión israelo-palestina.

La cruda realidad es que: 

• Desde hace 70 años, Israel ha venido usurpando constantemente territorios pertenecientes a sus vecinos. Actualmente ocupa el Golán sirio, las llamadas Granjas de Shebah libanesas y gran parte de los territorios palestinos de 1967, incluyendo casi todo el este de Jerusalén. 

• Los dirigentes de la resistencia palestina han sido casi todos neutralizados por Israel: muchos han sido asesinados, Tel Aviv ha dividido a los palestinos en facciones rivales, los sobrevivientes de al Fatah se han dejado en su mayoría sobornar por sus propios enemigos mientras que los dirigentes del Hamas han colaborado abiertamente con el Mossad israelí para eliminar a sus rivales. Sólo luchan aún por los derechos de los palestinos algunos pequeños grupos, como la Yihad Islámica y el FPLP-CG. 

• Los palestinos y los demás pueblos árabes y/o musulmanes ciertamente conservan el sentido de justicia y militan por el respeto de los derechos inalienables del pueblo palestino. Pero, por falta de una representación política creíble, no logran hacer otra cosa que desfilar por decenas de millones el «Día de Jerusalén».

Los acuerdos bilaterales son: 

• La aplicación del proyecto expresado en la declaración británica Balfour y en los 14 puntos del presidente estadounidense Wilson al crear Israel. 

• La carta que el presidente estadounidense George Bush hijo dirigió al primer ministro israelí Ariel Sharon, donde se refuta el derecho de los palestinos al retorno y que además reconoce los territorios que Israel ha venido conquistando, desde 1949, como parte integrante de Israel.

Los acuerdos multilaterales son: 

• Las resoluciones 242 y 338 del Consejo de Seguridad de la ONU y el artículo 49 de la 4ª Convención de Ginebra.

El presidente Trump y sólo algunos de sus consejeros son los únicos que conocen el escenario que ha escrito Jared Kushner. Este último ha seguido la política de sus predecesores, que consiste en reducir la cuestión israelo-palestina a un simple diferendo israelo-palestino. Siguiendo la línea de John Kerry, Kushner ha favorecido la reconciliación entre al-Fatah y el Hamas en contra de Israel y logró hacerles firmar, el 12 de octubre en El Cairo, un acuerdo que no ha podido imponer al FPLP-CG ni a la Yihad Islámica). Impuso la nominación, a la cabeza del Hamas, de un amigo de infancia de Mohammed Dahlan, líder de al-Fatah, preparando así la fusión de los dos movimientos.

Estas dos facciones palestinas exponen discursos radicalmente diferentes. Al-Fatah ve Israel como una segunda Rhodesia, o sea como un Estado colonial que se ha autoproclamado independiente. El Hamas, por su parte, se basa en los hadiz –no en el Corán– para proclamar que el problema es que una tierra musulmana no puede ser gobernada por no musulmanes.

Las cosas comienzan a moverse con el anuncio del traslado de la embajada de Estados Unidos a Jerusalén.

Es evidente que la Casa Blanca está poniendo a prueba su capacidad para imponerse. En efecto, el plan de partición de Palestina preveía, en definitiva, que el este de Jerusalén sería la capital del Estado hebreo. Pero el Consejo de Seguridad de la ONU condenó la decisión de Israel cuando este proclamó, unilateralmente, el oeste de Jerusalén como su capital.

Kushner encamina las negociaciones hacia la aceptación del status quo –o sea a que se acepte que los palestinos han perdido las grandes extensiones de tierra ilegalmente ocupadas por Israel–, sabiendo que si los palestinos rechazan ese pésimo acuerdo, inexorablemente seguirán perdiendo más territorios, día a día, sin que haya una reacción de la comunidad internacional. O sea, sólo la aceptación de la delimitación geográfica de su Estado, independientemente de su extensión, garantizaría a los palestinos la integridad definitiva del territorio que aún conservan.

La extraña reunión de la Organización para la Cooperación Islámica que acaba de desarrollarse en Estambul, propuso transferir la capital del Estado palestino de Ramalah al este de Jerusalén, lo cual parece muy difícil de concretar y, efectivamente, no se ha hecho. Esa decisión es posiblemente sólo una expresión descontento destinada a salvar las apariencias ante la opinión pública musulmana, antes de llevarla a admitir una nueva concesión.

Conclusión provisional

Los adversarios del presidente Trump están tratando por todos los medios de obligarlo a renunciar a su consejero Jared Kushner. Pero este sigue en ese puesto. Por el momento ha logrado poner fin al apoyo de Arabia Saudita a los grupos terroristas y resolver la cuestión de la sucesión en el trono cortando el nudo gordiano, o sea neutralizando a los miembros de la familia real. Los métodos utilizados, colgar individuos de avanzada edad por los pies y torturarlos hasta que suelten sus cuentas bancarias, no han sido precisamente amables. Pero las otras soluciones, o –peor aún– la ausencia de solución, habrían llevado a una guerra civil. La culpa no es de Jared Kushner sino de quienes aceptaron durante tanto tiempo el régimen bárbaro y medieval de los Saud.

Asimismo, resulta extremadamente injusto no el hecho de trasladar la embajada de Estados Unidos al oeste de Jerusalén sino renunciar a establecer el gobierno palestino en el este de esa ciudad. Pero eso tampoco es culpa de Jared Kushner sino de la llamada «comunidad internacional», y sobre todo de los gobiernos sionistas árabes que durante 70 años permitieron que Israel fuera apoderándose de la ciudad, casa por casa.

Hace 70 años que los diplomáticos occidentales se las arreglan para multiplicar y complicar cada vez más los conflictos del Medio Oriente, pero Jared Kushner es el primero que logra resolver algunos de ellos. El consejero presidencial de cara angelical ha resultado ser un temible organizador.

¿Qué planea Israel en Argentina?


Las autoridades argentinas ven con inquietud la compra masiva de tierras en la Patagonia por parte de un multimillonario británico y las «vacaciones» de decenas de miles de soldados israelíes en las propiedades de ese acaudalado personaje.

En el siglo XIX, el gobierno británico estuvo indeciso entre crear Israel en la actual Uganda, en Argentina o en Palestina. Argentina estaba entonces bajo control del Reino Unido y, por iniciativa del barón francés Maurice de Hirsch, se convirtió en aquel momento en tierra de asilo para los judíos que huían de los pogromos desatados en Europa central.

En el siglo XX, después del golpe de Estado militar que derrocó al general Juan Domingo Perón, presidente democráticamente electo de Argentina, una corriente antisemita se desarrolló en las fuerzas armadas de ese país. Esa corriente distribuyó un folleto donde se acusaba al nuevo Estado de Israel de estar preparando el «Plan Andinia», para invadir la Patagonia.

Hoy resulta que, si bien la extrema derecha argentina exageró los hechos en los años 1970, realmente existía un proyecto, que no era de invasión sino de implantación en la Patagonia.

Todo cambió con la guerra de las Malvinas, en 1982. En ese año, la junta militar argentina en el poder trata de recuperar los archipiélagos de las Malvinas y las Islas Georgias del Sur y Sandwich del Sur, denunciando su ocupación por la Gran Bretaña desde hace siglo y medio. La ONU reconoce que la reclamación argentina es legítima, pero el Consejo de Seguridad condena el uso de la fuerza para recuperar esos territorios en disputa. Hay de por medio un botín considerable ya que las aguas territoriales de esos archipiélagos dan acceso a las riquezas del continente antártico.

Al final de la guerra de las Malvinas, que oficialmente dejó más de mil muertos –aunque las cifras oficiales británicas en realidad minimizan las pérdidas humanas–, Londres impone a Buenos Aires un Tratado de Paz particularmente duro, que limita las fuerzas armadas de la República Argentina a su más simple expresión. Incluso se priva a Argentina del control del espacio aéreo del sur de su territorio continental, a favor de la Royal Air Force británica, y se impone a la República Argentina la obligación de informar previamente al Reino Unido de todas sus operaciones.

En 1992 y 1994, dos atentados extraordinariamente devastadores y sangrientos destruyen sucesivamente la embajada de Israel en Buenos Aires y la sede de la asociación israelita AMIA en la misma ciudad. El primer atentado ocurre en momentos en que los jefes de la inteligencia israelí en Latinoamérica acababan de salir del edificio. El segundo atentado, perpetrado contra la sede de AMIA, tiene lugar durante los trabajos conjuntos de Egipto y Argentina sobre los misiles balísticos Cóndor. Durante el mismo periodo estalla la principal fábrica de misiles Cóndor y tanto el hijo mayor del presidente argentino Carlos Saúl Menem como el hijo mayor del presidente de Siria Haffez al-Assad mueren en sendos accidentes. Las investigaciones sobre todos esos hechos son objeto de numerosas manipulaciones.

Después de haber designado a Siria como responsable de los atentados contra la embajada de Israel y la sede de la AMIA en la capital argentina, el fiscal Alberto Nisman se vuelve contra Irán, acusándolo de haber ordenado ambos atentados, y contra el Hezbollah, atribuyendo a esa organización libanesa la realización de estos. La hoy ex presidente Cristina Kirchner es acusada de haber negociado la interrupción de los procedimientos legales contra Irán a cambio de un precio ventajoso para las compras de petróleo. Más tarde, el fiscal Nisman es hallado muerto en su apartamento y Cristina Kirchner es inculpada por alta traición. Pero la semana pasada, como en una obra de teatro, se vino abajo todo lo que hasta ahora se daba por sabido: el FBI entregó análisis de ADN que demuestran que el presunto terrorista no está entre los muertos así como la presencia de un cuerpo no identificado. Conclusión: al cabo de 25 años, no se sabe absolutamente nada sobre los atentados de Buenos Aires.

En el siglo XXI, explotando las ventajas obtenidas en el Tratado impuesto a Argentina después de la guerra de las Malvinas, el Reino Unido e Israel emprenden un nuevo proyecto en la Patagonia.

El multimillonario británico Joe Lewis adquiere inmensos territorios en el sur de Argentina y en el vecino Chile. La extensión de sus tierras allí cubre varias veces la extensión territorial de todo el Estado de Israel. Esas tierras se hallan en el extremo sur del continente, en la Tierra del Fuego. Incluso rodean el Lago Escondido, impidiendo el acceso al lago  a pesar de una decisión de la justicia argentina.

El multimillonario británico ha construido en esas tierras un aeropuerto privado, con una pista de aterrizaje de 2 kilómetros, capaz de recibir grandes aviones de transporte, tanto civiles como militares.

Desde el fin de la guerra de las Malvinas, el ejército de Israel organiza para sus soldados «campamentos de vacaciones» en la Patagonia. Cada año, entre 8 000 y 10 000 soldados israelíes pasan 2 semanas de “vacaciones” en las tierras del multimillonario Joe Lewis.

Si en los años 1970, el ejército argentino señaló la construcción de 25 000 alojamientos –vacíos–, dando lugar al mito del plan Andinia, hoy parece que se han construido cientos de miles más. Es incluso imposible verificar el estado de realización de esos trabajos, por tratarse de tierras privadas y porque Google Earth neutraliza las imágenes satelitales de esa zona, procediendo así exactamente como lo hace con las instalaciones militares de la OTAN.

Mientras tanto, el vecino Chile ha cedido a Israel parte de una base militar que posee en la zona. Allí se han cavado túneles para facilitar la vida ante los rigores del invierno polar.

Por su parte, los indios mapuches que pueblan la Patagonia, tanto en Argentina como en Chile, quedaron sorprendidos con la noticia de la reactivación, en Londres, de la “Resistencia Ancestral Mapuche” (RAM), una misteriosa organización que reclama la independencia. Inicialmente acusada de ser una vieja asociación recuperada por los servicios secretos argentinos, la RAM es vista hoy por la izquierda como un movimiento secesionista legítimo, pero los líderes mapuches la denuncian como un ente financiado por George Soros.

El 15 de noviembre de 2017, la marina de guerra argentina perdió todo contacto con su submarino ARA San Juan, finalmente declarado como hundido con toda su tripulación. El ARA San Juan era uno de los 2 submarinos de propulsión diesel-eléctrica que constituían el orgullo de la pequeña marina de guerra argentina. La Comisión Preparatoria de la CTBTO (Organización del Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares, siglas en inglés) anunció haber registrado un fenómeno acústico inhabitual en Atlántico, cerca de la zona desde donde procedía la última señal recibida del ARA San Juan. El gobierno argentino reconoció finalmente que el submarino perdido estaba realizando una «misión secreta», cuya naturaleza no se precisó y sobre la cual se había informado a Londres. El Pentágono estaba participando en la búsqueda y la marina de guerra rusa contribuyó con el envío de un drone submarino capaz de explorar el fondo marino a 6 000 metros de profundidad, sin encontrar nada. Todo parece indicar que el ARA San Juan estalló bajo el agua. La prensa argentina está convencida de que chocó con una mina o fue destruido por un torpedo enemigo.

Por el momento, es imposible determinar si Israel está implicado en un programa de explotación del continente antártico o si está construyendo una base para el repliegue en caso de derrota en Palestina.

27 oct 2017

Los freudianos rusos y la revolucion de octubre

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Marxismo y psicoanálisis, a cien años de la Revolución Rusa


El autor detalla el intenso desarrollo del movimiento psicoanalítico en Rusia antes y luego de la Revolución. Y plantea el desafío actual de desarrollar un pensamiento de izquierda que posibilite el surgimiento de un proyecto de emancipación social y político.

En octubre de 1917 los bolcheviques toman el poder en un país devastado. Mientras Rusia participa de la Primera Guerra Mundial comienza a desarrollarse una guerra civil desatada por los partidarios de la monarquía zarista y otros opositores al partido bolchevique. A esta situación debemos sumarle el boicot de las grandes potencias y una tremenda crisis económica y social. Esto llevó a que con el fin de alimentar a la población se habían abandonado a los animales del zoológico de Moscú; Pavlov para hacer su prueba con los famosos perros tuvo que pedir una autorización especial firmada por el propio Lenin. Esta anécdota refleja cómo a pesar de las profundas privaciones que caracterizaron esos primeros años de la revolución los avances científicos e intelectuales de esa época continuaron y, aún más, se multiplicaron. Es que la revolución había abierto el camino de la creatividad en todos los ámbitos al romper con la rígida censura religiosa, en especial en las manifestaciones artísticas y científicas. En este contexto, el psicoanálisis en Rusia se fue afianzando a partir de nuevas experiencias, aunque se encontró atrapado entre dos perspectivas que se le oponían radicalmente. Por un lado, desde la Internacional Psicoanalítica, que rechazó a las nuevas asociaciones rusas; las cuales nunca llegaron a tener un pleno reconocimiento por parte de los psicoanalistas vieneses quienes, en su mayoría eran conservadores antimarxistas que se oponían a la revolución rusa. Por otro lado, en el partido bolchevique, si bien había dirigentes que apoyaban el psicoanálisis, otros, a partir de una concepción economicista y mecanicista del marxismo, lo consideraban una práctica “burguesa y capitalista” a la cual había que oponerse. Sin embargo, el psicoanálisis no fue simplemente tolerado, ya que durante esos primeros años de la revolución trató de encontrar un espacio propio en la lucha para fundar las bases de una nueva organización de la sociedad; había la ilusión de poder encontrar “una ciencia psicológica” que junto al marxismo pudiera dar cuenta de “una nueva cultura socialista”. Aunque ser psicoanalista y de izquierda eran dos perspectivas que en Rusia iban a ser cada vez más difícil de compatibilizar.

Para dar cuenta de los cambios que se intentaban realizar en esa época para romper con el modelo de la familia patriarcal es necesario mencionar el lugar que ocupaba Alexandra Kollantai. Nació en San Petersburgo en 1872 en el marco de una familia liberal. De joven abrazó las ideas revolucionarias; para transformarse luego de la revolución en la primera mujer que participó en un gobierno y la primera en ejercer la función de representante en un gobierno extranjero. En los años ´20 pertenecía a la llamada oposición obrera del partido al cual cuestionaba por su excesivo centralismo. Su contribución principal fue aportar a la historia de la emancipación femenina y la libertad sexual. En la línea de Marx y Engels de El origen de la familia, la propiedad privada y el estado, Kollantai afirmaba que en la sociedad socialista la igualdad y el reconocimiento recíproco de los derechos debían constituirse en los principios de las relaciones entre hombres y mujeres. Con el nuevo gobierno revolucionario fue elegida Comisaria del Pueblo de la Asistencia Pública desde donde luchó para alcanzar la igualdad política, económica y sexual de hombres y mujeres. Es que a partir de la revolución las mujeres consiguieron el pleno derecho al voto, las leyes civiles hicieron del matrimonio una relación voluntaria, se eliminaron las diferencias entre hijos legítimos e ilegítimos, se igualaron los derechos laborales de la mujer a los del hombre y se dieron el mismo salario a las mujeres y un salario universal por maternidad. Así la Rusia de los Soviets fue el primer país del mundo donde se estableció la total libertad de divorcio y donde el aborto fue libre y gratuito. Ahora bien, una vez establecida la situación legal había que alcanzar una igualdad real y objetiva. Por ese motivo se lanzaron movilizaciones políticas entre las mujeres y en 1918 se celebró el primer Congreso de Mujeres Trabajadoras de toda Rusia. Kollantai creía que en la nueva sociedad la igualdad entre ambos géneros no solo se lograría con la transformación de las bases económicas que producen las desigualdades, sino también con un cambio en las relaciones sexuales entre las personas. Sin embargo, las ideas de Kollantai no fueron plenamente aceptadas por los dirigentes del partido; finalmente con el estalinismo se volvió al papel tradicional de la mujer y a una exaltación de la familia. Kollantai fue acusada de sectarismo por Stalin y alejada del país en misiones diplomáticas a Noruega, México y Suecia.

Aunque la concepción sobre la sexualidad que sostenía Kollantai en muchos sentidos era ajena a la defendida por Freud, los psicoanalistas rusos aportaban al desarrollo de estas ideas que implicaba romper con prejuicios muy arraigados en la sociedad. Además, debían seguir las duras condiciones que la realidad social y económica imponían a la sociedad. Mientras tanto, continuaban con la difusión del psicoanálisis. Ivan D. Ermarkov dictaba conferencias en el Instituto Psiconeurológico de Moscú y trataba de organizar un centro para niños perturbados menores de cuatro años que incluía como programa de formación un análisis para los que cuidaban de los niños. Esta problemática era una necesidad social debido a la gran cantidad de niños abandonados producto de la muerte de sus padres en la Gran Guerra o en la Guerra Civil que se estaba desarrollando. Moshe Wulff era profesor de la Universidad de Moscú. Ambos crean en 1921 la Asociación Psicoanalítica de Investigaciones sobre la Creación Artística que en el inicio tenía ocho miembros fundadores. Al año siguiente se funda la Sociedad Psicoanalítica de Moscú, que se organizó en tres secciones: la primera dedicada a los problemas psicológicos de la creatividad y la literatura dirigido por Ermarkov; la segunda llevada adelante por Wulff, que trabajaba en el análisis clínico, y la tercera se ocupaba de la aplicación del psicoanálisis al sistema educativo dirigida por el matemático y psicoanalista Otto Schmidt, esposo de Vera Schmidt.

Ese mismo año en Kazan se funda una segunda sociedad psicoanalítica bajo la dirección de Alexander Romanovich Luria. En este grupo, la mayoría de sus fundadores eran médicos, entre los que se encontraban Fridman y Averbuj, que en 1923 iban a traducir al ruso Psicología de las masas y análisis del yo. En la Sociedad Psicoanalítica de Moscú se forma el primer Instituto de Psicoanálisis del país que fue el tercero en el mundo junto al de Viena y Berlín. Su originalidad estaba dada por ser la única institución mundial sostenida financieramente por el Estado ya que se consideraba que el psicoanálisis podía desempeñar un papel importante en la construcción del socialismo. El hecho de conformarse como Instituto implicaba que podía formar analistas y, por lo tanto debía tener la aprobación de la Asociación Psicoanalítica Internacional (IPA). A excepción de Freud, casi todos los miembros de la IPA se oponían debido a la poca cantidad de médicos que formaban parte del Instituto ruso y a su oposición a los marxistas del Estado soviético. Para Ernest Jones, que lideraba la oposición, la idea de que un matemático como Otto Schmidt fuera vicepresidente le resultaba inexplicable. Finalmente, bajo la influencia de Freud, se conformó la Sociedad Psicoanalítica Panrusa que incluía a los psicoanalistas de Petrogrado, Kazan, Odessa, Kiev y Rostov. Como responsables quedaron Ermarkov, O. Schmidt y Luria. La formación teórica y técnica estaba en manos de Ermarkov, Wulff daba seminarios de medicina y psicoanálisis y Sabina Spielrein, que recién había llegado de Viena, se dedicaba al psicoanálisis de niños. Sin embargo “el problema ruso” –como lo llamaba Jones– continuaba. En 1924, en el Congreso de Psicoanálisis de Salzburgo se hizo una declaración donde se saludaba al nuevo grupo pero el Instituto Ruso quedó aislado de la IPA, pese a ser uno de los grupos más numerosos que participaron.

El fin del psicoanálisis en Rusia

Las polémicas cada vez se hacían más duras y políticas; en especial luego de la muerte de Lenin en enero de 1924, cuando al psicoanálisis se lo asociaba con la oposición de izquierda a Stalin. Varios dirigentes de la revolución como Lunacharsky, Radek, Bujarin, Ioff y fundamentalmente Trotski defendían la práctica del psicoanálisis. Lenin nunca tomó posición sobre el tema; aunque conocía muy bien el debate a través de su esposa nunca se opuso al psicoanálisis. Si bien tenía una posición en relación a la sexualidad que podíamos denominar conservadora, como lo evoca en una memoria Klara Zetkin1, defendió la experiencia del “Hogar de niños” que dirigía Vera Schmidt. En este sentido, el historiador Alexander Etkind argumenta que el apogeo de la fuerza del psicoanálisis llegó en un momento –principios del ´20– cuando Trotsky estaba ejerciendo una gran influencia y su declinación coincide con su caída política. Por ello afirma que a pesar del apoyo de Krupskaia, la esposa de Lenin, y de Radek e incluso del apoyo de Stalin al “Hogar de niños” donde estaba su hijo, el vínculo de Trotski fue políticamente su fuerza principal y, en última instancia, el inconveniente2. Creemos –como venimos sosteniendo a lo largo de este artículo– que si bien Trotsky fue un factor importante, se dio una complejidad de factores tanto para su auge como para su caída.

Luego de la muerte de Lenin y la expulsión de Trotsky comienza una “caza de brujas” desarrollada por Stalin contra toda oposición a sus ideas basadas en el “socialismo en un solo país”. Se prohíbe la libertad de asociación, con lo que –para limitarnos al campo de la psicología– todas las corrientes psicológicas son perseguidas a excepción de la “oficial” que se basaba en una adaptación mecanicista de la psicología pavloviana. Se anula la legislación sobre el aborto y el divorcio para afianzar la familia tradicional. La homosexualidad pasa a ser considerada una “sexualidad perversa y degradada”; esto lo lleva a Máximo Gorki –claro exponente del realismo socialista– a afirmar que “en la tierra donde el proletariado gobierna con coraje y exitosamente, la homosexualidad, con sus efectos corruptos sobre los jóvenes, está considerada como un crimen social punible por la ley”3. En este marco se desarrolla en 1930 el Congreso sobre Comportamiento Humano, donde se realizan contundentes críticas a diferentes corrientes psicológicas que se las clasifica como “burguesas desviacionistas” y “capitalistas idealistas”. Allí Zalkind critica las bases del psicoanálisis y sostiene lo que había escrito el año anterior en sus “Doce mandamientos” para las relaciones de pareja donde –entre otras cuestiones– afirmaba: “El acto sexual no debe repetirse a menudo. No se debe cambiar seguido de partenaire. El amor debe ser monógamo. En el acto sexual, siempre se debe tener en cuenta la posibilidad de concebir hijos. La elección sexual debe ejercerse siguiendo criterios de clase; debe estar conforme a las finalidades de las revolucionarias y proletarias. La clase tiene el derecho a intervenir en la vida sexual de sus miembros”. Todo un tratado reaccionario y totalitario sobre la sexualidad.

Es evidente que en este clima social y político era imposible que pudiera desarrollarse cualquier práctica con una mínima garantía de libertad, mucho menos la del psicoanálisis; para el estalinismo el objetivo del pensamiento marxista no era la crítica sino la fe: había que tener fe en un partido al cual se debía responder desde la sumisión; caso contrario se lo declaraba enemigo de la revolución. Pero debemos reconocer que, en la medida que se afianzaba el totalitarismo estalinista, se imponía el dogmatismo de la Segunda Internacional que se situaba en la tradición anti-psicológica presente desde los inicios de la revolución. Como venimos señalando, el marxismo se lo había encerrado en una concepción economista y mecanicista de la historia donde se establecía una relación directa entre la situación social, los intereses colectivos y la conciencia política. Dicho de otra manera: si se cambiaban las relaciones de producción se modificaban las relaciones del sujeto con sí mismo y con los otros. De esta forma con una interpretación voluntarista se dejaban de lado los determinantes subjetivos del sujeto para adherir a un proyecto de transformación social. Por ello los desarrollos para encontrar una relación entre psicoanálisis y marxismo se basaban en paradigmas positivistas que se transformaban en reduccionismos económicos o biológicos; como la pretendida psicología soviética de orientación pavloviana o el enfoque histórico-social.

En la actualidad han cambiado los paradigmas con los que se ha pensado la relación entre el psicoanálisis y el marxismo. Aún más, esta confluencia quedó en la historia. De allí que creemos necesario rescatar la noción de límite. Pero entendiendo el límite como positividad –en el sentido spinoziano del término–, es decir como potencia. Creemos que el límite epistemológico que hay entre el psicoanálisis y el marxismo permite la fecundidad para pensar un proyecto emancipatorio.

El sujeto del inconsciente no se corresponde con el sujeto de la historia. Freud parte del sujeto y, si bien reconoce la influencia de lo social, su interrogación se dirige a cómo lo social se inscribe en la subjetividad a partir de su historia personal.

En Marx, en cambio, el sujeto es social y el entramado social e histórico es el que explica la subjetividad. De esta manera la ontogénesis marxista (es decir, los procesos que sufren los seres vivos desde su fecundación hasta la vejez) no es asimilable al sujeto óntico del psicoanálisis (es decir, al ser). De allí la imposibilidad epistemológica de armonizar estos dos sistemas conceptuales que devienen en prácticas diferentes. Estamos en presencia de dos órdenes en la constitución del sujeto diferentes pero complementarios. No a partir de una hipotética conjunción sino a partir de sus límites y alcances comprensivos.

En esta perspectiva podemos decir que si para Marx la historia es la historia de la lucha de clases ésta adquiere en cada proceso histórico en el interior de la cultura una complejidad que debemos dar cuenta. Es una ilusión creer que modificar las relaciones de producción presupone automáticamente un cambio en las relaciones de los sujetos, como clásicamente se pensó desde el marxismo. Si bien este es un paso necesario no es suficiente, como lo han demostrado las experiencias social totalitarias estalinistas. En ellas el pensamiento utópico escondía el sueño reaccionario del cierre completo de lo social y la creencia de una sociedad ideal basada en la imposición de una cultura organizada desde el Estado. Esta era la advertencia de Freud cuando decía: “Yo opino que mientras la virtud no sea recompensada ya sobre la Tierra, en vano se predicará la ética. Me parece también indudable que un cambio real en las relaciones de los seres humanos con la propiedad aportará aquí más socorro que cualquier mandamiento ético; empero, en los socialistas, esta intelección es enturbiada por un nuevo equívoco idealista acerca de la naturaleza humana, y así pierde valor de aplicación.”

Dilucidar estos problemas sigue siendo un desafío para el desarrollo de un pensamiento de izquierda que permita un nuevo modo de apropiación de la realidad que posibilite el surgimiento de un proyecto de emancipación social y político.

Elisa de troya


“Me van a pedir perdón”, el dedo índice en alto, la mirada admonitoria. “Me van a pedir perdón porque yo no hablo en vano”. La boca ha quedado abierta en la última sílaba. Cierra los ojos. “Yo no quiero nada más en la vida. Sólo quiero que Dios me diga: está bien, descansá”. Un silencio y vuelve a cerrar los ojos y vuelve al silencio. ¿Reza? Tal vez. ¿Finge? Quizá ¿Actúa su magno papelito de Salvadora Irredenta en la comedia política? Seguramente, pero todo esto es verdadero o falso, salvo que no parece importarle a ella y a sus votantes-que-la-aman!

“Me van a pedir perdón” –sí, señora, ya, la escuchamos.

Elisa María Avelina Carrió invoca a Dios todo el tiempo. “¿Sabés que siento?” –dice consultando a su corazón que, averiado y dolido por la lucha contra la Corrupción y las Mafias, se sabe que es el órgano de su comunicación con Dios-, “siento que vencimos el Miedo, que nos ganó la Fe”. A ella le gustaría que lo escriba con mayúscula (al Miedo, las Mafias, la Fe –digo-,) porque así son sus ansias que nunca rebajan a la mera política. Carrió, la Anunciadora, la Profética, pregona la Buena Nueva, alumbra la mayúscula llegada de un tiempo de República, de Moral, un tiempo en el que no hay luchas de poder contra adversarios políticos, sino contra encarnaciones del Mal. No habla de cuadros tarifarios, de mercado interno, de participación de los trabajadores en el producto bruto, de la tensión Estado-Mercado. Eso aburre o no se entiende y en estos rechazos deben concebirse las adhesiones que despierta en sus audiencias fastidiadas de política. Su epopeya, entonces, no vuela bajo. Majestuoso, su sermón laico se eleva hacia unas alturas donde la palabra República retumba en el hueco de esos muros ideales, y si alguna vez condesciende a nombrar personajes de esta Tierra, sus maldiciones prescinden de particularidades, de actos puntuales y de pruebas (¡“Aníbal Fernández too much”! -grita); los nombra como personificaciones de lo Maléfico, de modo que su acción redentora no se reconoce dentro de la praxis política ni atiende a la historia terrenal de las fuerzas partidarias argentinas: persigue la salvación de las almas, la expurgación de las Patotas Infernales. Este es otro elemento para entender los locos amores que despierta: su despojo del logos político y su abrazo al ascendente ardor místico de estos tiempos new age.

“Lilazo” –levanta un cartel una muchacha en el microestadio de Ferrocarril Oeste en el cierre de campaña. Carrió, anfitriona, star-comic, ocupa el centro del escenario y ahora, por ahora, no amonesta, no más “me van a pedir perdón” ni dedo en alto; ahora escuchamos su stand-up: “Yo estaba medio aburrida y medio muerta, pero ¡resucité! Como hace 40 o 50 años, yo muero y resucito y eso indigna a los kirchneristas. Ni arrugas tengo” –se palpa su rostro híper maquillado que brilla, hace un silencio y remata: “estoy espléndida”.

Es instructivo ver las caras de los dirigentes de Cambiemos ocupando el ring-side: Santilli, a carcajada limpia, exultante, le dice algo al de al lado que no ha de ser muy público porque se tapa la boca como los jugadores de fútbol antes del tiro libre; Gabi Michetti -la que dicen que no entiende- ¡fascinadísima!, no hace más que reírse y aplaudir; Vidal agradece monacalmente sus elogios, se toma el pecho y se inclina y toda ella se insufla de santidad, pero después recupera su mirada fría y parece recordar la distancia que debe tomar con respecto a esa criatura que dispensa gracias y reprobaciones desde el centro de la escena; Pinedo está quieto y no se anima ni a sonreír y todo su expresión corporal es una pregunta que muchos dirigentes se hacen cotidianamente: ¿qué hacemos con esta?; Larreta se hamaca entre el festejo y la compostura, salvo que su gestualidad pétrea no lo deja moverse mucho, pero es seguro que el tipo piensa lo mismo que Pinedo y que el atildado Sanz, y está preso de la misma incertidumbre ¿y ahora?, ¿con qué va a salir? Patricia Bullrich mira apenas, desapacible, sobre una excomulgada segunda fila.

“Todos ustedes, jóvenes, aprendan, de lo único que puedo enseñarles que es mi propia vida y mi propio ejemplo”. Aplausos. El microestadio de Ferrocarril Oeste aplaude, las manos con pulseras amarillas se agitan y los dirigentes también: dudan pero aplauden. “Yo morí en Cristo mil veces, Ave Fénix…”. La historia ejemplar, la mártir biografía, va al lugar y clausura el debate sobre la vida comunitaria.

“Don Yo” le decía Alberdi a Sarmiento, con sorna. Doña Yo pasa a ejercer por fin su función de presentadora porque ya es hora de Mauricio: “…y ese líder, que aunque a él no le guste, lo voy a hacer el mejor presidente de la historia: Mauricio Macri”. Flamean las multicolores banderitas de Cambiemos y el rugido podría escribir que ahora es infernal pero ella odiaría esta palabra aquí. No sé si la gente que grita y aplaude y festeja escuchó lo que dijo la anfitriona. Si Macri será el mejor presidente de la historia, lo será por su Creación. Es ella el demiurgo. Los ruidos no habrán impedido escuchar a los atentos ni disimular la preocupación de muchos dirigentes de Cambiemos ante este frenesí megalomaníaco de la opulenta “Lilita”.

¿Qué hacemos con esta? -la sorda pregunta que asedia sus conciencias. “O ella anexa al macrismo o el macrismo, dificultosamente, la anexa a ella” –ha planteado inteligentemente Horacio González.

Tal vez el recelo que genera Carrió dentro del espacio crezca a la par que sus votos en la ciudad de Buenos Aires. Paradojas de las alianzas, el sabor de la victoria que paladea la Anunciadora no sea tan dulce para muchos de sus “socios” de Cambiemos. Los atentos ven detrás de sus pasos los destrozos, los restos de cuerpos amontonados de partidos, siglas, acuerdos electorales y coaliciones efímeras, arreciados por una desorganización psíquica que hoy luce como “incorrección política”, y muchos intuyen que su progresión electoral aflojará los pocos diques de su verba torrencial y caótica y que, enaltecida con un notable resultado en las legislativas, no sólo puede comparar el desgarrador hallazgo de un cadáver con Walt Disney, sino volver a recordar que Macri fue alguna vez para ella “el empresario ligado al robo del país”.

“Yo estaba loca porque tenía un sueño” –sí, señora, ya lo dijo.

Si la fiesta se desarrolla como muchos auguran, al final de la noche de este mismo domingo 22 de octubre los incómodos socios de Elisa Carrió aguzarán su recelo ante la criatura que alimentaron. Una estrella que representa un momento de descomposición del discurso político que tan bien se lleva con ciertas indolencias porteñas, pero que puede penetrar en el seno del macrismo como aquel caballo griego y hacerlo implosionar. Ellos saben que ese “loco sueño” puede devenir en pesadilla.

Ningun pibe nace macrista


La novedad -¿anomalía?- macrista se instaló con ganas de quedarse por un buen tiempo. El peronismo está artrítico. El kirchnerismo, bastante mal herido aunque con resto. La izquierda bien, pero chiquita. El caso Maldonado no pesó. Y sin embargo…

Duda: ¿hacemos psicoanálisis social de peluquería -onda Facebook- o pretendemos la presunta racionalidad del así llamado análisis político? Improvisaremos más hacia lo segundo, sin fingir certezas. Gracias al Señor, ya Marcos Mayer, acá en Socompa, escribió bien bonito en relación al cómo nos sentimos. Un poco para el orto.

Primero las malas y muy conocidas noticias. Al Gobierno le fue un kilo y dos pancitos. Diez palos de votos a nivel nacional, más del 40 por ciento de los votos, cinco puntos más en relación con las PASO. Hay ahí –en ese crecimiento- un fenómeno difícil de interpretar y precisar pero que es doble: corrimiento del “efecto ganador” desde Capital hacia las provincias interiores y fronterizas del país (excepto Patagonia). Un corrimiento que tiene que ver acaso con lo que Mario Wainfeld llama el efecto embellecedor del triunfo. Pero también con el vaya-a-saber-qué de la novedad, el atractivo de la novedad política (no importa que no sea tal, sino que parezca). Por contraposición, y con mucho machacar desde los medios y otros poderes, hoy, para buena parte de la sociedad, peronismo y kirchnerismo son lo viejo, lo demasiado conocido y gastado y gris.

Cambiemos, en la comparación con las PASO, dio vuelta resultados en provincias muy importantes o importantes a secas: Buenos Aires y Santa Fe (era previsible), La Rioja y Chaco. Lo único altamente simpático ocurrido en los comicios fue que los pícaros Rodríguez Saá dieran el batacazo (a lo bestia, doce puntos de diferencia) revirtiendo lo sucedido en agosto pasado. Un corresponsal ahí para entenderlo, con estadía gratuita de diez días en Potrero de los Funes. Muy por el contrario, es tristísimo el resultado del tibio o sufrido socialismo santafesino: tercer puesto, sin llegar al 15%.

Lo de Carrió en Capital es –se sabe- un poco aterrador. Es poco consuelo decir que las últimas encuestas le daban unos cuantos puntos más. Es poco alentador asimismo pensar que perdió algún punto por las bestialidades que dijo en torno del caso de Santiago Maldonado. Pero hubo apenitas de eso.

Y ya que se menciona a Santiago Maldonado vamos a jugar con una idea que sabemos que es cruel porque sabemos cuánto dolor y cuánta angustia causa entre nuestros lectores que el Gobierno que más que seguramente encubrió la desaparición forzada de Santiago haya ganado tan cómodo. La idea –o más bien el riesgoso psicoanálisis social a distancia- es doble. Por un lado hay efectivamente una parte de la sociedad, más o menos importante, para la cual los Santiago Maldonado son tipos que rompen las pelotas: por diferentes, por quilomberos, por hippies sucios, por zurditos, por mochileros, por militantes, porque desordenan la vida, por anarcos, porque inquietan, porque no son normales. Pero seguramente para esa y más partes de la sociedad Santiago Maldonado es un muerto más de una sociedad que contiene violencias y muertes. Algo así como un muerto que no merece sobresalir del montón, un muerto como lo pueden ser las víctimas de un asesinato por robo o accidente o los muchos casos nombrados con insidia (María Cash, etc). Acaso para esos sectores sociales molesta que una muerte como la de Santiago Maldonado “rankee” más alto por consideraciones políticas. Acaso esa muerte incluso merezca menos respeto y hasta algún rencor. Que me vienen con ese muerto hippie o militantoso o quilombero y con los derechos humanos, en mi barrio la semana pasada mataron a una vieja los re mil hijos de puta, sería la… reflexión. O reacción. Y acaso sí, el gobierno tuvo responsabilidad, pero nada tan tremendo como para cambiar el voto.

Un muerto más, que no mueve el amperímetro, como tanto se charló en los medios –de manera opaca- y en las redes sociales –de manera más abierta-.


¿Un tercio de vaso lleno?

Para todos los demás –fuera de Cambiemos y la izquierda, bien ahí la izquierda- el resultado electoral es de flojo a malísimo. En la provincia de Buenos Aires el kirchnerismo suma la tercera derrota al hilo nada menos que con CFK impresa en la boleta. ¿Con qué comparar ese resultado? ¿Con el del 54%? ¿Con el de la derrota de Néstor Kirchner versus aquel candidato nacido en Colombia que tenía un bonito tatuaje en el cuello? Si la comparación es contra las PASO no está del todo mal, gordito, aunque el que escribe esperaba uno o dos puntitos menos para Cambiemos y su candidato a senador desaparecido (desaparecido hasta el festejo de la noche del domingo).

Veamos los números, aunque los números son fotos y cambian, a menudo cambian con vértigo. En provincia de Buenos Aires 37 puntos y monedas no es moco de pavo. Se lo puede leer al revés, claro, como ya lo vienen haciendo otros, como un kirchnerismo que no puede salir de la tercera sección electoral y eso también es cierto. La Nación, en su infografía de hoy, emplea la fórmula “kirchnerismo y aliados” para cuantificar otra cifra que no es nada pobre: 5.265.000 votos “contra” o “versus” o “con” 3.446.000 del PJ a secas en todo el país. Si se sumaran ambas cifras (sin Randazzo y sin eventuales peronistas que votaron a Massa) y si esas cifras representaran “peronismo a escala nacional”, aun entonces Cambiemos estaría ganando por bastante más de un punto. Y andaríamos –un suponer- en un empate técnico si se sumaran votos de Randazzo (¡qué manera de clavarse en el 5%, Florencio!) y no sabemos cuántos de Massa.

O séase: hay un derrumbe importante del peronismo. Ya sabíamos que el radicalismo fue engullido por Cambiemos. Es un mapa, hostias, muy novedoso y muy descolocado,

¿Medio vaso lleno?

Veamos lo mismo con otras consideraciones o algo parecido. Los cinco palos doscientos mil votos del kirchnerismo, decíamos, no son moco de pavo. Claro que suena a menos “21,8% a nivel nacional” y (apenas) tres provincias ganadas: Tierra del Fuego, Río Negro y ¿San Luis?

Urtubey, tercero.

Otro modo de verlo: la caída del kirchnerismo “no es tanta” si se la compara con el otro derrumbe peronista, que es más pior. En Salta, Urtubey perdió con Cambiemos pero también contra el kirchnerismo. Se supone que hay que decir chau Urtubey “presidenciable”, chau, referente del “peronismo racional”, fuiste. Algo así sucede con Schiaretti-De la Sota en Córdoba.

Entonces viene lo consabido, así como el sentido del mensaje de CFK del domingo a la noche. Unidad Ciudadana queda como la fuerza opositora-de frente mejor consolidada, “la base está”, y el massismo muy diluido. Siendo que –se supone, pero solo se supone- ahora vendrán los ajustes, tarifazos y reformas más duras del Gobierno, el día en que legendariamente llegue la bronca y al macrismo se le dé vuelta la taba… Unidad Ciudadana quedaría como… etc, etc, etc. Puede ser, con muchas reservas y augurios imposibles.

Pero puede que nunca llegue ese neo 2001 (acuérdense que si viene, viene con mucho dolor social) o que para entonces… vaya a saber qué carajo para entonces. Puede que CFK como líder de Unidad Ciudadana y de un eventual gran frente opositor peronista y progre tenga, como sucede ahora mismo, agotadas todas sus potencialidades para ganar nuevos votos fuera de los consolidados. Esa “tragedia política” padece Cristina: la de haber gastado todos sus sentidos, todos sus cartuchos, como si resultara infinitamente harto conocida y más conocidos aun los afectos y las broncas que genera. O puede que pase el tiempo y llegue el Día de la Bronca y eso la ilumine con nuevas luces. Pero es que de hecho aparecieron “nuevas Cristinas” en las entrevistas de campaña que dio (la del sorete Gelblung y la de la Negra Vernaci acaso fueron las más novedosas)… y parece que no movió nada, pero nada de nada. La vimos nosotros, nos cayó bien o mal, simpática o pedante, pero… ¿y al resto?

El Adolfo, ganador.

Va de nuevo: el que escribe ve un empate entre “CFK como la dirigente mejor posicionada para liderar la oposición” entendida como interpretación posible, algo verosímil, y la frase hecha. Porque la ecuación se complejiza cuando uno se pregunta qué carajo es el peronismo hoy, además de la eterna confederación poco o mal llevada de capitanejos tribales a menudo turritos o más bien conservadores. ¿Qué es el peronismo no kirchnerista hoy? ¿Hay ahí siquiera Duhaldes maomeno’ industrialistas? ¿Qué es el peronismo, hoy, con un sindicalismo manso, perdido y desperonizado? ¿Y si el peronismo comienza a emprender el rumbo maltrecho y agónico de la UCR de los 90 a hoy? La UCR no terminó de extinguirse antes por pérdida de relevancia e identidad o porque volvió al poder con el salvavidas del Frepaso. Hoy sobrevive en calidad de engullida –redundamos- dentro de la inmensa pitón que ya es Cambiemos. Uno se pregunta de verdad si el peronismo no transita un inicio de agonía, aunque es cierto que muchas veces se le extendió el certificado de defunción y fue al pedo. El peronismo queda bien huerfanito, eso seguro, salvo en la venerable República de San Luis. Y por supuesto la cosa está ahora muy lejos de pasar por Sergio Massa o por el amigazo Florencio, el que cumplió. Tarde para seguir preguntándose si CFK debió -¡si es que podía!- quedarse junto con Florencio y con el sello del PJ y temprano para saber si la creación de Unidad Ciudadana fue un antojo, una audacia excesiva o un golazo que sabremos apreciar en un par de años.

Último párrafo (sentimental)

No, no hubo efecto Maldonado –expresión espantosa- y eso duele muchísimo. Si lo hubo fue muy ligero, casi imperceptible. Algo dijimos más arriba.

Pero a fuerza de ponernos hincha pelotas, eso no habilita la afirmación del “somos una sociedad de mierda”. Es cierto que el que escribe le está poniendo un cierto voluntarismo a esta parte final y que se deprime como cualquiera. Pero, como para defender la tesis, parece complicado que una sociedad alegremente se haga “de mierda” entre los poquísimos años que transcurrieron del 54% que obtuvo Cristina al presente. ¿Demasiado rápido, no? Que el mundo anda un poco para el traste, sí. Uno se queda con el de Woodstock y Tupamaros, por decir algo. Pero, ¿“sociedad de mierda”? Son mejores las sociedades avanzadas que votan a Merkel, Rajoy o Trump?

Habrá que asumir, querida muchachada, que el pueblo no es “heroico” por esencia ni de mierda por esencia; que la condición humana no es ni angelical ni perversa. Es tornadiza, pónganlé.

Relax: los resultados electorales a menudo son fotos, como las encuestas. A Carrió le fue para el orto alguna vez y el domingo arrasó y muchos pasaron por algo parecido (UCR, Cristina, Massa). La interpretación no la sabemos, no nos pidan que cabeceemos.

Relax, tranquilos todos: ningún pibe nace macrista.

La vamos a pasar mal un buen tiempo, eso seguro. Del futuro a más largo plazo, ni idea.