Fue un revolucionario bolchevique y político soviético.
Krilenko fue un activo partícipe de la Revolución de Octubre en Petrogrado, donde ayudó con los preparativos. Luego de la Revolución ocupó diversos puestos en el aparato legal soviético, llegando a ser Fiscal General de la República Socialista Soviética Rusa y Comisario Popular de Justica de la URSS.
Krilenko fue un exponente de la teoría legal de que, por encima de la culpabilidad o inoncencia del acusado, consideraciones políticas deberían guíar la aplicación de penas. Participó en los juicios sumarios de las purgas de los 1920 y 1930s. A final de cuentas, le llegó su propio turno y fue arrestado en enero de 1938 en una maniobra aprobada por V. Molotov.
Torturado por la NKVD, Krilenko "confesó" ser agitador y saboteador anti-soviético. Fue sentenciado a muerte por el Collegium Militar de la Corte del Soviet Supremo en un juicio que duro apenas 20 minutos. Su fusilamiento fue inapelable e ínmediato.
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