Mejorar la salud fue una de las principales demandas que se escucharon durante las manifestaciones de junio de 2013 en Brasil. La mayoría de la población se atiende a través del sistema público, el Sistema Único de Salud (SUS), el cual no es único sino que convive con el sistema privado y lo que quedó del sistema mutual, al que solo acceden los trabajadores estatales y jubilados. El SUS es una referencia sanitaria internacional, y la creación del mismo fue producto de años de lucha, que posibilitaron incorporar la salud como un derecho en la reforma Constitucional de 1988. Antes del SUS la población se encontraba a la intemperie. La Presidenta Dilma Rousseff respondió a los reclamos de la población creando el Programa Mais Médicos. Para ello Brasil realizó un convenio con la Organización Panamericana de la Salud, que contrató profesionales extranjeros, la mayoría de ellos cubanos. Los consejos profesionales de medicina llevaron adelante una campaña para poner en duda la capacidad de los profesionales y la veracidad de los títulos habilitantes, por lo que fue el Ministerio de Salud quien reconoció los títulos.
Como informamos en APU, Dilma salió por izquierda ante las manifestaciones y levantó los reclamos de la sociedad. A la semana de iniciadas las manifestaciones, convocó una reunión con todos los gobernadores en la que expuso cinco puntos que consideraba necesario para mejorar el país, dos de los cuales fueron: el llamado a una Asamblea Constituyente para llevar adelante una Reforma Política, y la contratación de médicos extranjeros para garantizar el derecho a la salud. Según el último levantamiento del Conselho Federal de Medicina (CFM) hecho en 2012, Brasil tiene 388.015 médicos, cerca de 1,8 cada mil habitantes. Argentina tiene 3,2, España y Portugal 4 e Inglaterra 2,7. Según ese informe solo el 8% de los profesionales brasileros están en municipios con hasta 50 mil habitantes y municipios de ese tamaño representan casi el 90% de las ciudades del país. La población, quienes gobiernan y trabajan en salud, saben de la dificultad de conseguir profesionales para los lugares alejados de las grandes ciudades, de difícil acceso o tan solo zonas pobres.
Para intentar resolver ese problema, en el año 2011 el gobierno de Dilma creó el Programa de Valorización de los Profesionales de Atención Básica (PROVAB), una iniciativa para llevar médicos recién recibos al interior del país, con un salario de 8 mil reales (32 mil pesos al oficial). La demanda de los municipios ante la iniciativa fue de 13 mil médicos. Sólo 4.392 médicos se inscribieron y 3.800 firmaron contrato, lo que significa un 29% de las bacantes disponibles. Tras las manifestaciones Dilma retomó un proyecto muy valiente y anunció “cuando no haya disponibilidad de médicos brasileros, contrataremos profesionales extranjeros para trabajar exclusivamente en el Sistema Único de Salud. En este último aspecto, sé que vamos a enfrentar un buen debate democrático. De entrada, me gustaría decirle a la clase médica brasilera que no se trata, ni de cerca, de una hostilidad o falta de respeto a nuestros profesionales. Se trata de una acción de emergencia, localizada, teniendo en cuenta la gran dificultad que estamos atravesando para encontrar médicos en número suficiente y con disposición para trabajar en las áreas más remotas del país o en las zonas más pobres de nuestras grandes ciudades. Siempre ofreceremos a los médicos brasileros las vacantes a ser cubiertas. Solo después llamaremos a médicos extranjeros. Pero es preciso que quede claro que la salud de los ciudadanos debe prevalecer sobre cualquier otro interés”.
La corpo médica
Los consejos profesionales de medicina pusieron el grito en los medios, junto con unos cuantos billetes, tras el anuncio de la Presidenta y comenzaron una feroz campaña de desprestigio de los profesionales, ya que casi el 80% de los contratados son cubanos. De los 14 mil médicos que forman parte del programa, sólo 1.500 son brasileros. Día y noche, en diarios, radio y televisión, la prensa atacaba el programa poniendo en duda las capacidades de los profesionales cubanos, cuando no atacaron con el macartismo más rancio, como sucedió con la revista Veja, la Noticias brasilera, que colocó en tapa a una de las médicas cubanas señalándola como “la comisaria política del régimen”.
Con la ejecución del Programa, la campaña mediática terminó. Sólo fue necesario que los médicos cubanos comenzaran a trabajar. La población, los trabajadores, los intendentes y gobernadores que se habían opuesto al programa, cayeron a sus pies. El programa benefició a más de 50 millones de brasileros, muchos de los cuales no tenían acceso alguno a la salud. El simple hecho de que los médicos cumplieran su jornada laboral, lo que cualquiera sabe que es muy difícil de conseguir de los doctores en el sistema público, consiguió que el número de atenciones se duplicaran en municipios que ya contaban con profesionales. Quien se ha atendido en el sistema público sabe de lo que estamos hablando: pocos turnos porque el médico o la doctora se quieren ir temprano para atender en el sector privado.
La mejor prensa es el pueblo
La llegada de los médicos cubanos posibilitó a la población conocer otra calidad de atención. Más humana. La población se sorprende de que los médicos cubanos no se sientan escritorio por medio, sino al lado del paciente. Sorprende el tiempo que los profesionales destinan a las personas para escucharlas, que no saturen con medicación, que citen a los pacientes al otro día para control y no que el turno sea para dentro de unos meses.
Con el Programa Mais Médicos el gobierno de Dilma Rousseff llegó a los más necesitados y con atención de calidad. Los intendentes que no se inscribieron para recibir médicos se arrepienten y quienes cuentan con los profesionales extranjeros piden recibir más. El modo de contratación es el siguiente: el Estado nacional paga 10 mil reales por profesional a la Organización Panamericana de la Salud, que es quien paga a los profesionales, y los municipios son responsables de garantizarles casa y comida. La Presidenta ya anunció para su próximo mandato el “Mais Especialidades”, para el que contratará no sólo médicos generalistas sino profesionales de otras disciplinas. Donde no había accedo a la salud en el país, hoy hay. Donde la calidad de la misma merecía ser mejorada, lo fue. Y la Presidenta demostró que a la corporación médica se la puede confrontar y vencer, que el pueblo acompaña cuando de lo que se trata es de mejorarle la vida a las personas.
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