25 abr 2014

La corrupción de los medios dominantes

Los medios dominantes de EE.UU. siguen pretendiendo que son custodios del “periodismo serio”, pero esas afirmaciones se siguen deteriorando a medida que la prensa corporativa rehúye su deber de cuestionar la propaganda procedente de varias partes del gobierno de EE.UU.

Primero la buena noticia: El Premio Pulitzer de Servicio Público no solo fue el mejor cubierto de este año, sino que además reconoció una serie de revelaciones que pusieron nerviosos –si no en contra– a muchos medios noticiosos: la publicación de secretos de la Agencia de Seguridad Nacional filtrados por Edward Snowden.

El premio reconoció la información del Guardian en Inglaterra y también el trabajo de Bart Gellman en el Washington Post aunque no reconoció directamente el trabajo de Glenn Greenwald y Laura Poitras, cuya información independiente apareció en numerosos periódicos.

Poitras y Greenwald siguen poniendo nervioso al mundo de las noticias porque: a) son francos, b) no están siempre bajo el control y la disciplina de editores tradicionales y 3) tienen una relación abiertamente respetuosa y positiva con su fuente como si eso fuera un grave crimen o delito.

Es significativo que hayan sido reconocidos por los premios Polk, pero no por el consejo del Pulitzer. En algunos altos círculos, su fuente, Edward Snowden, sigue siendo visto como un traidor o algo peor.

El Premio Pulitzer es la gran enchilada en el mundo mediático anunciado en una ceremonia formal en la sala Pulitzer de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Columbia en Morningside Heights, Nueva York. Los periodistas que obtienen esos premios son reconocidos de por vida como “Galardonados con el Premio Pulitzer”, una señal de que alcanzaron la máxima altura en la profesión. Es un pasaje a mejoras y más reconocimiento.

Una vez una exdecana de la misma “Escuela de Periodismo” –en la que enseñé como profesor adjunto– me dijo que se consideraban el “Taj Mahal” del periodismo estadounidense. No osé recordarle que el Taj original fue construido como una tumba.

Casi tan significativo como los premios por las historias procedentes de un denunciante fue el premio a un informe de investigación sobre mineros del carbón a los que les negaron prestaciones por la enfermedad del pulmón negro, un informe elaborado por una de las organizaciones mediáticas sin fines de lucro, el Centro para Integridad Pública (CPI). Un periodista del CPI, Chris Hamby, obtuvo ese premio.

La tinta en el documento del premio ni siquiera había secado cuando ABC News, una cadena de televisión para la cual yo solía trabajar, apareció con una afirmación de alto perfil de que ya que ellos transmitieron una historia basada en la información de Hamby, ellos también merecían el Pulitzer. La embarazosa sonora demanda de crédito por el presidente saliente de ABC Ben Sherwood fue rechazada, primero cortésmente y después con indignación, por el director del Centro Bill Buzenberg.

Según Talking Points Memo, Buzenberg dijo: “No me gusta ser intimidado por alguien o ser amenazado por alguien. Simplemente nos basamos en los hechos.” Buzenberg explicó que el comité del Pulitzer no otorgaba el premio por material transmitido y dijo a ABC que terminara sus demandas.

Buzenberg escribió en la carta a ABC que “El Centro está dispuesto a mostrar detalladamente lo poco que Brian Ross y Matt Mosk de ABC entendían incluso los conceptos más fundamentales y hechos claves y cómo se volvieron repetidamente hacia Chris para que los aconsejara o, en algunos casos, hiciera su trabajo”, y agregó:

“Aunque usted ha presentado el tema como si el Centro quisiera disminuir las contribuciones de ABC, la realidad es todo lo contrario: ABC trata de presentar como propia una gran parte de un trabajo que no produjo. Esos son los hechos, como lo confirmó de nuevo ayer el Administrador del Pulitzer Sig Gissler, ajustándose a las reglas muy estrictas del Premio Pulitzer.”

Habiendo trabajado en ABC durante ocho años y escrito sobre la experiencia en mi libro The More You Watch, The Less You Know, [Cuanto más ves, menos sabes], pude comprender el resentimiento de Buzenberg ante la arrogancia e intimidación de la cadena.

Según mi experiencia, los ejecutivos de la televisión ven sus empresas como si fueran unidades militares bajo el control de los hombres que controlan las salas de control. (Después de que los informes salen de la sala de control pasan por el “Master Control” que suena todavía más orwelliano.) Esos jefes de las noticias no obtendrían buenas notas en la escuela en la evaluación de su capacidad de “trabajar en equipo”.

Las cadenas de televisión están desesperadas estos días por legitimar el reconocimiento en un mundo mediático que se ha fragmentado y en el que ya no tienen una posición dominante. No quiere decir que no valoren el reconocimiento de personas informadas y palmaditas en la espalda de los que están en el poder.

Al mismo tiempo que el mundo de los periódicos ha cumplido su obligación de reconocer la historia de Snowden -sin Snowden, por supuesto, a quien según Moscow Times se la ha acabado el dinero en su exilio forzoso pero podría tener finalmente un nuevo puesto de trabajo– una cadena importante desdeña a Snowden.

CBS News, otrora conocida como la cadena de Edward R Murrow y Walter Cronkite, ha girado en otra dirección desde que despidió a Dan Rather después de un procedimiento inquisitorial para castigarlo por una información que mostró que el presidente George W. Bush mintió sobre sus credenciales militares.

En la actualidad, predeciblemente CBS también ha seguido otro camino en la historia de Snowden. Eso no debería ser una sorpresa en un medio que nombró a la grupie del Pentágono Lara Logan corresponsal extranjera jefe, solo para ser mencionada en el intento de la emisora de encubrir su erróneo informe desde Bengasi que dio crédito al sesgo derechista del asunto.

Más recientemente, CBS produjo una historia pro NSA en dos partes en “60 Minutes,” presentada por John Miller quien reconoció en una transmisión en vivo que ha trabajado para el Director de Inteligencia Nacional y quien entones, después de la emisión de la historia, dejó la cadena para convertirse en jefe de inteligencia en el Departamento de Policía de Nueva York.

Como informó Village Voice: “Miller no es el primer periodista que hace ese tipo de cambio –las salas de noticias se reducen y la gente tiene familias que alimentar… Ha mostrado que hay una carrera viable, y lucrativa, en el uso de la puerta giratoria entre el periodismo y el mantenimiento del orden (o cualquier otra institución).”

Ahora, CBS, la cadena de televisión del “gran ojo”, ha ido aún más lejos, como informa Danny Weil: “CBS News ha contratado al exdirector interino de la CIA Mike Morell como corresponsal sénior sobre seguridad. Morell ha sido un invitado frecuente en “Face the Nation” de CBS, donde ha diseminado propaganda de la CIA e información engañosa, provocando preguntas sobre la integridad periodística de CBS. Morell también trabaja para Beacon Global Strategies, una firma consultora de Washington que trafica con sus conexiones en el Gobierno para contratistas de la defensa, provocando aún más preguntas sobre su papel en CBS.”

Esta noticia llegó pocos días después de la información de que el jefe supremo de CBS, Les Moonves, se lleva a casa actualmente 63 millones de dólares por año.

El 23 de diciembre de 2013, Morell apareció en “Face the Nation”, donde promovió la campaña del Gobierno para enjuiciar a Edward Snowden. Ese día, Morell declaró:

“Violó la confianza que le otorgó el Gobierno de EE.UU. Ha cometido un crimen, a mi juicio. Se sabe que un denunciante no se escapa. Un denunciante no revela información que no tiene nada que ver con lo que dice que es su causa que es la privacidad y las libertades civiles de los estadounidenses.

“Si pudiera hablar con el señor Snowden yo mismo, le diría: Edward, usted dice que es un patriota, que quiere proteger la privacidad y las libertades civiles de los estadounidenses, que quiere que los estadounidenses tengan un debate al respecto y que decidan qué hacer al respecto. Bueno, si realmente cree eso, si realmente cree que los estadounidenses deben juzgar este programa, entonces también debe creer que los estadounidenses deben juzgar su conducta al respecto. Por lo tanto si es el patriota que dice que es, debería volver al país a que le juzgasen’”.

Ahora, nos toca juzgar a nosotros: ¿Esto es o no es complicidad de los medios con el Estado de vigilancia? Hay que considerar que si Snowden no hubiera hecho lo que hizo –y si Greenwald y Poitras no hubieran hecho lo que hicieron– no habríamos tenido información de lo que hace la NSA en nuestro nombre. Si hubiéramos esperado que los grandes medios nos informaran todavía estaríamos esperando.

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