Este personaje fue durante largos años miembro del directorio de Halliburton, aun cuando se desempeñaba como vicepresidente. Denuncias varias indican que entre el 2003 y el 2006 esa empresa fue beneficiada con contratos de “reconstrucción” en Irak por valor de 16.000 millones de dólares, en su mayor parte ofrecidos de manera directa y sin licitación.
Luego de la “tarea civilizadora” de las tropas norteamericanas Irak se hundió en una lucha fratricida de una virulencia pocas veces vista. Ahora Cheney confiesa lo que sabíamos que subyacía a la mentirosa prédica norteamericana cuando declaraba que EE.UU. iba a Irak para llevar la libertad, la justicia, la democracia y los derechos humanos. Lo mismo están queriendo hacer en Siria, Ucrania y Venezuela, y hay que estar en permanente vigilancia para frustrar sus tenebrosos designios. Lo que Cheney revela puede describirse poéticamente, parafraseando un tema de los Beatles: “All you need is OIL, OIL is all you need!”.
No es amor sino petróleo. No reza por los muertos, por los mutilados, por los centenares de miles de huérfanos. No; este estadista ejemplar de la ejemplar democracia estadounidense reza por el petróleo y por la millonada que puede perder Halliburton y las petroleras norteamericanas. Lo demás no le importa. Es un canalla pero, admitámoslo, al menos es sincero.
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