26 ago 2014

El castigo colectivo a 40 familias de Gaza

Un edificio entero de 12 plantas (14 plantas según algunos medios) vuela por los aires en Gaza. Es prácticamente una demolición. Dos impactos en el lugar exacto provocan que el bloque entero se venga abajo.

Unas 40 familias vivían dentro. Un residente recibió un aviso por teléfono de que el edificio iba a ser destruido. Salió a la escalera para avisar a gritos a los vecinos de lo que se avecinaba. Todos salieron corriendo aterrorizados. Muchos no se arriesgaron a esperar para recoger lo más valioso, dinero por ejemplo. Veinte minutos después, cayó un misil de poca potencia en la azotea. Otros veinte minutos después, se produjo el ataque definitivo.

22 personas resultaron heridas, entre ellas 11 niños y cinco mujeres.

Todas esas familias perdieron sus viviendas, lo perdieron todo, porque el Ejército israelí dijo que la torre albergaba un “centro de mando” de Hamás. Los vecinos lo negaron.

En el primer párrafo de la noticia, el NYT dice que “el ataque (contra el edificio de viviendas) demuestra que Israel está dispuesta a acciones militares más audaces en Gaza, mientras los radicales palestinos continúan disparando cohetes y proyectiles de mortero sobre Israel”. Las negritas son mías.

En cualquier otra guerra, la destrucción completa de un edificio civil se consideraría un crimen de guerra. La posible existencia de un objetivo militar en su interior nunca justificaría la voladura completa de la torre. A menos que consideres que toda la población civil de Gaza es culpable y se merece cualquier castigo.

También el sábado fue destruido un centro comercial en Rafá que albergaba tiendas y oficinas de abogados, médicos y otros profesionales.

El domingo, 17 misiles lanzados en 20 minutos sobre un barrio de Jan Yunis han causado la destrucción de 13 casas y un centro gestionado por una ONG.

60 palestinos han muerto desde que el martes se reanudaron los ataques con cohetes sobre Israel y los bombardeos de Gaza. La cifra de total de víctimas mortales se acerca a 2.100. La ONU calcula que 17.000 casas han sido destruidas o muy gravemente dañadas.

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