El 16 de agosto de 2008 murió un revolucionario. No pasó a la inmortalidad como quisiéramos, no está en algún lugar al que podamos acceder, no podemos consultarlo ni discutir una vieja visión a la luz de nuevos tiempos, se ha ido y ha dejado un espacio difícil de completar.
El compañero Juan Carlos "Cacho" Scarpati inició su militancia durante la Resistencia Peronista, en el Movimiento de Bases Peronistas de Mar del Plata. Fue integrante de las FAP, Fuerzas Armadas Peronistas y en 1973 se incorporó a Montoneros, donde alcanzó el grado de Oficial Mayor. En esa organización tuvo responsabilidades en Mar del Plata, Zona Centro de la provincia de Buenos Aires, La Plata y finalmente en Prensa del Área Federal. Mientras cumplía sus funciones en Prensa, concurre a una cita "envenenada" interceptándolo una patota del ejército; se produce un enfrentamiento armado que le deja en su cuerpo nueve balas 9 mm impidiéndole huir por lo que es apresado.
Fue a parar a Campo de Mayo, uno de los centros de detención más grandes del país, donde estuvo convaleciente y fue cuidado y curado por Silvia Quintela, compañera que tuvo un hijo (Francisco Madariaga) en la maternidad clandestina en “El Campito”.
Bajo la tortura en medio de la convalecencia no podía dar mayores datos, su cuerpo no lo permitía y cuando estuvo en mejores condiciones, eligió aquella información que fuera menos útil para el enemigo tras el tiempo transcurrido.
Su fijación con escapar y su habilidad para los oficios le permitió moverse en el campo, conocer el espacio. Logra fugarse. Después, lo conocido: sus denuncias desde España y, luego, en la Argentina; su testimonio como aporte central a la Megacausa Campo de Mayo.
En 1979, en España, co-elabora un documento crítico y autocrítico de la experiencia de las organizaciones político-militares de la década del ´70, el cual es asumido como documento fundacional por la Agrupación Eva Perón en el exilio y por el Peronismo 26 de Julio, organización que funda en 1985 en la Argentina.
Así, el Peronismo 26 de julio nace desde una autocrítica, una revisión de lo actuado, de la derrota; de las causas principales y secundarias; de la imperiosa necesidad de no cometer los mismos errores.
Desde aquellos años y hasta 2008 su tarea fue la construcción de una herramienta política construida de abajo hacia arriba, que levantara las banderas históricas del peronismo, que intentara reconstruir el espacio del peronismo revolucionario y la historia de lucha de nuestro pueblo, para echar luz sobre los relatos fragmentarios que mezclan y confunden actores y posicionamientos.
Marisa Sadi lo escribió en 2009: “el camino que transitó Scarpati después de la tormenta, era un camino a contramano de la inercia y de la descomposición que sobrevinieron a la derrota y ese camino de coherencia le agregaba suficientes puntos a los méritos que Scarpa ya traía del pasado.” (EL CASO LANUSCOU. Columna Norte, la otra historia, de Marisa Sadi. 2009 Buenos Aires. Ediciones Nuevos Tiempos).
Hoy, la agrupación nacida en una Unidad Básica del barrio porteño de Barracas y que supo crecer y desplegarse en el país sigue construyendo su camino, que ya no es el de Cacho sino el del colectivo de todos los compañeros que formamos el 26.
No vamos a engañarnos ni a intentar reemplazar la experiencia y la capacidad de un cuadro integral del peronismo revolucionario. Simplemente, vamos a desarrollar nuestra herramienta política, a poner nuestro corazón junto a los desamparados de nuestro pueblo, los que luchan, los que temen, los que esperan.
Saldremos con nuestros símbolos a dar la cara en todos lados y sabremos que así, en cada acto, cada vez que abrimos la puerta o la persiana de una básica, cada vez que marchamos, que “damos una mano” o llevamos adelante una propuesta, nuestro Secretario General, el Comandante de la vida, Cacho, el pelado, el loco César, estará con nosotros, luchando, hasta la victoria siempre, por la liberación de nuestra patria.
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