10 sept 2017

Desaparecido


La palabra trágica recuperó su siniestra significación, que adquiere una proyección muy superior cuando se acompaña de la palabra “forzada”. Ahí aparece la complicidad del Estado. La desaparición de Santiago Maldonado se produjo 12 días antes de las PASO.

El resultado electoral favorable al gobierno lo persuadió de seguir bajando intensidad a un hecho que iba adquiriendo una notable magnitud en las redes sociales, precisamente el instrumento donde el macrismo se ha revelado muy hábil. Luego los pies marchando y las pancartas, las paredes, algunos programas periodísticos que mantuvieron el tema en soledad, interrogaron con una pregunta sin respuesta: ¿Dónde está Santiago Maldonado? La defensa incondicional de la Gendarmería ensayada por la Ministra de Seguridad Patricia Bullrich, precisamente la fuerza que actuó en el intento de despejar la ruta 40, colocó al gobierno bajo la sospecha de su complicidad. Detalles que se fueron conociendo posteriormente dieron un margen de credibilidad cada vez mayor a la hipótesis de Leopoldo Moreau, de un pacto del gobierno con la Gendarmería por la cual, a cambio de protección del gobierno a la fuerza, la misma llegaría a conclusiones en la pericia encomendada sobre la muerte del fiscal Alberto Nisman que contradijeran la realizada por peritos de la Corte, los que se inclinan decididamente por descartar el homicidio, conclusión ya adelantada por Clarín. Esto puede ampliarse teniendo en cuenta que el gobierno le ha encargado las tareas principales de represión en un clima de creciente conflictividad.

Las distintas versiones insustanciales revoleadas desde las páginas de Clarín y sus múltiples distribuidoras, se fueron desvaneciendo al chocar contra la realidad. Posiblemente la que hará camino en el museo de la infamia es aquella de haber encontrado en Gualeguaychú un barrio donde todos se parecían a Santiago Maldonado, que tiene una vinculación directa con la nota memorable publicada durante la dictadura establishment-militar en la que los desaparecidos estaban siendo reeducados en lugares descriptos como un spa o una colonia de vacaciones.

El gobierno se abroqueló detrás de la posición de la Ministra, con instrucciones bajadas por Mauricio Macri que por ahora le da un respaldo sin fisuras, por lo que al descartar a la Gendarmería, las hipótesis fueron cada vez más descabelladas: una República Mapuche; la Resistencia Ancestral Mapuche como una organización violenta que pretende crear un Estado independiente; Maldonado asesinado por los Mapuches, o que fue herido varios días antes de su desaparición en un asalto a un puestero de los Benetton; que se encontraba extraviado; que se había autodesaparecido para dañar al gobierno; que había cruzado la cordillera y se encontraba en Chile; o que fue ubicado luego en Entre Ríos y Mendoza .

La presencia en el lugar de los hechos de Pablo Noceti, jefe de gabinete de Patricia Bullrich, fue explicado en forma poco convincente, “que estaba de paso” lo que reforzó la posibilidad de un operativo minuciosamente planificado.

Eso fue así, ya que antes de la desaparición de Maldonado, Noceti realizó declaraciones radiales a una emisora de Esquel, el 26 de julio del 2016, sobre las medidas a tomar frente a los mapuches, reiteradas Radio AM Sol de Chubut el 2 de agosto.

Las declaraciones de los testigos mapuches sobre la detención de Maldonado por la gendarmería tuvieron poca validez jurídica por haberse realizado encapuchados y sin identificación hasta el 5 de septiembre cuando Matías Santana brinda un testimonio como testigo presencial con todos los requerimientos jurídicos. La información de las últimas horas que Gendarmería tendría base en el campo de los Benetton, y que camionetas de los latifundistas hubieran intervenido en el operativo, remite a antecedentes de empresas como el Ingenio Ledesma, Mercedes Benz y la Ford, entre otras, cuando colaboraron efectiva y activamente en las desapariciones de los años de plomo.

La hipótesis del pedido de los latifundistas al gobierno para escarmentar a los mapuches y la muy buena disposición del gobierno a los requerimientos del poder económico, pudieron definir un escenario donde algún imprevisto cambió la planificación. Santiago Maldonado no es un mapuche y su familia vive en la Provincia de Buenos Aires. Un hecho que tal vez hubiera quedado circunscripto al lejano sur si la víctima hubiera sido un mapuche, al ser un blanco de clase media, la noticia se extendió como un reguero de pólvora. La mala relación que el gobierno mantiene con los Organismos de Derechos Humanos, fruto de una diferencia ideológica abismal, intensificó las demandas y la pregunta: ¿Dónde está Santiago Maldonado?, se hizo un interrogante para lo cual el gobierno carece de respuestas válidas, y cada vez se encierra en un laberinto de oscuridad y complicidad.

A un mes de su desaparición, las diferentes marchas y concentraciones en todo el país, pero fundamentalmente en Plaza de Mayo y alrededores, junto a los pedidos internacionales, han colocado al gobierno a la defensiva y en una situación de creciente asfixia.

Ni siquiera las burdas provocaciones con olor a servicios mezclados posiblemente con alguna patrulla perdida y extraviada, al finalizar el multitudinario acto del viernes 1 de septiembre, pueden desplazar la significación del mismo, más allá de las tapas de Clarín y La Nación.

A esta altura de los acontecimientos, la posibilidad de encontrar con vida a Santiago Maldonado se debilita diariamente.

Nada debe descartarse. Incluso la posibilidad de su aparición sin vida lejos del lugar de los hechos, para dar verosimilitud a algunas de las hipótesis oficiales enarboladas.

LA MUERTE ARGENTINA

La desaparición es conocida como la muerte argentina. En la Marcha de la Revolución Libertadora premonitoriamente se la menciona: “Entre los héroes de la patria amada/ Y cuando el paso firme/ De la Argentina altiva de mañana/ Traiga el eco sereno/ De la paz de tu sangre conquistada/ Cantarás con nosotros camarada/ De guardia allá en la Gloria Peregrina/ Por esta tierra de Dios tuviera/ Mil veces una muerta Argentina/ Mil veces una muerte Argentina”

La Marcha vincula no solo en la letra a la Revolución Libertadora con la dictadura establishment -militar.

La desaparición de Santiago Maldonado no transforma al gobierno que preside Mauricio Macri en una dictadura, más allá de sus rasgos crecientemente autoritarios y la sospecha de su complicidad en la negativa de investigar la gendarmería. La banalización del lenguaje político y las categorizaciones equivocadas tienden a confundir la caracterización de los procesos históricos. El macrismo es un fenómeno complejo que merece ser estudiado antes que ser denostado fácilmente. Llegar a la presidencia con un partido de sólo 14 años, por fuera de los dos partidos tradicionales y en alianza con el más antiguo, gobernar la ciudad de Buenos Aires durante 10 y por lo menos 12 años, con triunfos en todos los distritos y mantener su caudal electoral en un contexto económico extremadamente desfavorable, deberían alejar cualquier intento de subestimación. Su plan económico conduce inevitablemente a una crisis profunda, en un plazo difícil de pronosticar.

Reitero: la necesidad de los ajustes brutales preanunciados requiere de las fuerzas de seguridad para reprimir la protesta social. Ahí pueden encontrarse otras de las puntas del apoyo sin fisuras del gobierno a la gendarmería en la desaparición de Santiago Maldonado.

A esta altura de los acontecimientos, todo indica que la suerte de Patricia Bullrich está jugada. Es un fusible que deberá saltar para atenuar el incendio creciente del gobierno, que como tantas paradojas actuales no afecta a su base electoral. Incluso declaraciones de la diputada Victoria Donda, demuestran que la Ministra emprendió un camino de complicidad al barajar en privado la posibilidad de que a un efectivo, quizá, se le haya “ido la mano” con Maldonado.

Marcos Peña, el jefe de gabinete, el hombre a través del cual habla el Presidente, declaró: “ Estamos muy contentos con el trabajo que está haciendo Bullrich”

El poder económico, que con diferencias secundarias, apoya decididamente al gobierno y observan con preocupación una crisis que el oficialismo ha dejado crecer con una torpeza y lentitud que no ha tenido con la policía bonaerense o la aduana, primero exagerando superlativamente un clima de violencia que fue fundamentalmente originada en la represión policial y luego 34 días después expresando preocupación “ que todos compartimos por Santiago Maldonado y su familia” Resulta absolutamente inverosímil que nada menos que la Sociedad Rural, la Cámara de Sociedades Anónimas, la Asociación Empresaria Argentina, la Asociación de Bancos de la Argentina, entre otros, se preocupen por Santiago Maldonado. Algunos de los grupos económicos fueron cómplices y beneficiarios del terrorismo de estado, cuyo juzgamiento empezó a naufragar con el arribo de Cambiemos al gobierno.

La reacción del gobierno de Mauricio Macri, en el día 36 de la desaparición, no es fruto de una súbita preocupación por la vida de Santiago Maldonado, sino porque las encuestas le dan un alto conocimiento de la población sobre el caso.

DESAPARECIDO

Hay un porcentaje de la sociedad argentina, difícil de cuantificar, en el que la desaparición de una persona constituye afortunadamente un hecho insoportable que implica la necesidad de movilizarse y actuar. Hay otro sector de la población que le resulta indiferente o que raspando en la superficie de sus posiciones lo justifica. Buena parte de este sector vota al oficialismo. Es por esto que la desaparición de Santiago Maldonado no influyó en las elecciones del 13 de agosto y es altamente probable que no tenga ningún efecto en las definitivas de octubre. Siempre todo vaticinio debe ser relativizada, porque en nuestro país la caja de Pandora, está abierta a las sorpresas.

En ese segundo sector son corrupción inaceptable los bolsos de López, que lo es, pero les resulta absolutamente indiferentes la fuga de capitales, las empresas off-shore, que los principales funcionarios del gobierno tengan sus bienes y dólares en el exterior o que funcionarios, amigos y familiares del presidente hayan blanqueado alguna parte de sus patrimonios por alrededor de 132 millones de dólares. Eso es un robo liso y llano más allá de las etiquetas y eufemismos con que se los envuelve.

En la Argentina la desaparición de personas por el terrorismo de estado tiene como contrapartida la desaparición del territorio nacional de los excedentes evadidos por los empresarios.

Desde el optimismo de la voluntad, la poesía es un buen refugio para no desesperanzarse

Una amiga de Santiago Maldonado, Eliana Cosí es una de las tantas personas que conocieron a este joven. El encuentro fue en El Bolsón, y le dejó un recuerdo que le llevó a escribir: “Un poema para que aparezcas”. Para ella, “desde que Santiago no está, el mundo cambió”.

Es la mejor forma de cerrar una nota que no encuentra final.

Un poema para que aparezcas

¿Dónde está el Brujo?

¿Se quedó durmiendo entre los pinos que bordean el cerro?
¿Juntando hongos en la lomada que está detrás de la casa de Amelia?
No teníamos ventana en ese lugar
había fogón,
y estábamos un poco de prestado
para mí.
Para él todo era nuestro
o de nadie.
Yo camino como si pidiera permiso,
el camina como si el dueño nos debiera algo.
Yo no creo en la magia, ni en los astros.
Casi que no creemos en nada
pero a destiempo del otro.
Casi que somos planos anómalos para los entendimientos cotidianos,
casi que dije te quiero sin querer
porque conozco las diferencias,
y te veo entrar,
y me acurruco en tu brazo con un mapa,
si funcionó de excusa una vez, seguro funciona otra,
y otra.
Tomo el mapa para buscarte, brujo,
en qué camino andarás cortando manzanas para mí,
que le tengo miedo a la noche cuando cae sin luces permitidas,
y me apuro por miedo al tiempo que se pierde, y vos te parás para girar a la luna.
Ahora cierro los ojos y te veo bajando a oscuras el cerro,
mirando con tranquilidad mi impaciencia, contemplando con ternura mi temor a la oscuridad.
Dijeron de vos tanto de todo,
No hablaron de tu ternura.
Yo quiero tu voz para que no sea verdad, para poder seguir creyendo,
porque sino volvés,
sino volvés perdí y tenías razón,
si no volvés y yo vuelvo,
ya no voy a poder creer en nada.
La academia y mis dioses, las ciencias y sus aparadores, los congresos con sus certificados,
Las proclamas y los santos
van a humedecerse,
se van a despintar las paredes,
las caras van a ser iguales/repetidas/mentirosas/de crepe y engrudo.
Si no volvés voy a tener que creer
en las pintadas anónimas, en la poesía.
Porque si la poesía no sirve para gritar que aparezcas,
a esa poesía la rompemos a patadas
y hacemos una nueva que te encuentre,
y construya puentes para tu abrazo tibio.
Si no volvés,
Y no fanfarroneas tus ojos,
y tus consejos sobre las plantas al costado del camino,
voy a tener que creer en hadas y brujos de cuentos libertarios. 

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