Muchas mujeres jugaron un papel fundamental en la Revolución Cubana y tras la victoria del Ejército Rebelde en 1959, y la llegada al poder del fallecido Fidel Castro, el papel y las condiciones de las féminas en Cuba fue a más. Su participación en el proceso revolucionario está presente desde que dio comienzo la revolución en 1953.
En el famoso asalto al Cuartel Moncada en 1953, liderado por un joven Castro, participaron mujeres como Vilma Espín -cónyuge de Raúl Castro-, María Antonia Figueroa, Asela de los Santos -posterior Ministra de Educación- o Gloria Cuadras, enter otras.
Entre las luchadoras cubanas de esta contienda también se encontraban Melba Hernández y Haydee Santamaría. Estas dos fueron las que permitieron que se diera a conocer La historia me absolverá, el conocido discurso que Fidel Castro pronunció en el juicio que se celebró en su contra por los asaltos a lo cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes. Las dos mujeres redactaron el histórico alegato convirtiéndolo en un texto con gran valor político que posteriormente, se utilizaría como el manifiesto del Movimiento 26 de Julio, organización política y militar que sería el germen del futuro Partido Comunista de Cuba.
Hernández y Santamaría serían, tras el triunfo de la revolución, parte del equipo fundador del Partido Comunista de Cuba y trabajarían para el Estado, la primera como diputada de la Asamblea Nacional y la segunda en el Ministerio de Educación.
En 1956, la lucha en Sierra Maestra, uno de los escenarios más conocidos de la Revolución Cubana, también contó con guerrilleras del Movimiento 26 de Julio. Haydée participó en la lucha en las montañas, así como Celia Sánchez, quién llegaría a convertirse en 1962 en Secretaria del Consejo de Ministros de Cuba y posteriormente en Ministra de la Presidencia. Junto a ellas, muchas más mujeres participaron en diferentes tareas en Sierra Maestra.
Las mujeres cubanas formarían su propio pelotón guerrillero en 1958, pese al desacuerdo de muchos oficiales de la guerrilla. Fidel Castro insistió en armar y entrenar a mujeres. Se creó así el pelotón Mariana Grajales, que incluso se convirtió en su guardia personal.
Tras la victoria de la Revolución Cubana en 1959, las organizaciones femeninas del país fundaron en 1960, la Federación de Mujeres Cubanas, organización con el objetivo de acabar con la discriminación de la mujer y buscar la participación de la mujer en todas las facetas de la sociedad.
Fidel Castro reconoció el papel de esta organización en el Primer Congreso del Partido Comunista de Cuba celebrado en 1975, asegurando que “la mujer cubana, doblemente humillada y relegada por la sociedad semicolonial, necesitaba de esta organización propia, que representará sus intereses específicos y que trabajará por lograr su más amplia participación en la vida económica, política y social de la revolución”.
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