Por supuesto que la palabra “boicot” no podía venir de nadie más que de la
legendaria Dolores Huerta, activista por los derechos civiles y laborales. Líder
sindicalista toda su vida. Voz poderosa en la lucha por los derechos de los
trabajadores agrícolas indocumentados. Convertidos en mitos César Chávez y
Dolores Huerta cambiaron el rumbo de la historia en Estados Unidos. La palabra
boicot en voz de Dolores Huerta es poderosa. Hay que ir a darse una vuelta por
la historia de los campos de cultivo en California y la explotación laboral que
sufrían los trabajadores indocumentados a los que ambos activistas les
demostraron que tenían voz y que ésta era acción de cambio si se unían y perdían
el miedo. Ni cadenas televisivas, ni artistas, ni dirigentes sindicales, ni
mucho menos activistas por los derechos de los indocumentados han tenido los
arrestos para llamar a un boicot. Eso solo lo puede hacer un mujerón como
Dolores Huerta.
Tan típico de nosotros los latinoamericanos que a la menor oportunidad
aprovechamos para hacer alarde de nuestros logros y hablar de nuestros triunfos.
Estos días hemos visto desfilar en las redes sociales y en los medios de
comunicación, cantidad de cartas y videos de latinos viviendo en Estados Unidos
que recitan un rosario de logros y se confiesan ser personas de valores
“honrados.” Hasta enumeran sus logros materiales más por fanfarronería que por
activismo social. No necesitamos que periodistas acomodados en televisoras
hispanohablantes escriban artículos en los que llenan de flores a la comunidad
latinoamericana. Queremos acciones coherentes. Un boicot es lo más acertado.
El momento es propicio para que los millones de latinoamericanos salgan a las
calles y las abarroten y demuestren su poder real. La punta del témpano es Trump
pero sabemos que el cuerpo es Estados Unidos, el hombre solo dijo en voz alta lo
que piensa la mayoría del pueblo estadounidense. Bueno pues hay que demostrarle
a Trump y a este país que efectivamente somos la fuerza laboral, que están
acomodados descansando gracias a que nosotros estamos abajo sosteniéndolos en
nuestros hombros.
Es el tiempo propicio para resurgir con esa fuerza que nos caracteriza y exigir
una Reforma Migratoria Integral, no queremos remedos de Acciones Ejecutivas que
osen beneficiar a minorías y que aún así las encapsulen en papelerías de
archivos muertos en cortes.
Es tiempo de un boicot y exigir nuestros derecho. Es tiempo de salir de las
sombras y hacernos visibles. Es tiempo que Estados Unidos sepa por nuestra
propia voz que no somos diez millones de indocumentados, que sus bases están
fundadas en el descaro de la explotación laboral de los inmigrantes
latinoamericanos. Siendo las mayorías mexicanos y centroamericanos. Es tiempo de
que la historia se repita, es tiempo de ir hombro a hombro nuevamente con
Dolores Huerta. Es tiempo de dejar a un lado la fanfarronería y el miedo. Es
tiempo de actuar, de unificarnos y de hacer que este país tiemble cuando nos
escuche en las calles, cuando nos vea caminando con la frente en alto, cuando
sepa que un boicot en el corazón de inmigrantes indocumentados lo puede
derrumbar como a un castillo de arena con la caricia de una ola de mar.
¿Por qué las cadenas televisivas que se sintieron ofendidas no llaman a apoyar
el boicot que propone Dolores Huerta? Porque en realidad tampoco a ellas les
interesa la comunidad indocumentada porque también la explotan, un boicot los
llevaría a la quiebra porque perderían relaciones con los empresarios gringos.
¿Por qué no se unen los artistas que han demostrado su repudio en las redes
sociales? Porque ellos también se benefician.
Un boicot son palabras mayores, un boicot solo lo acuerpan personas como Dolores
Huerta, César Chávez y los campesinos jornaleros en los campos de cultivo de
California que dieron vida a la “Huelga de Uva de Delano” por allá de 1965.
Malaya…
Hoy 4 de julio, la comunidad latinoamericana inmigrante en Estados Unidos, lo
trabaja el doble sin pago de horas extras y sin pago doble como lo manda la ley,
sin embargo también celebrarán como propio el día de la independencia de Estados
Unidos, que no se nos olvide nunca que la mayoría de latinoamericanos soñamos
con tener ojos azules, cabello rubio y piel blanca. Ironías de la vida…
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