5 sept 2015

Ex agente civil, magistrado y rebelde

El juez Montezanti está imputado por 22 homicidios cometidos entre 1974 y 1975 por la Triple A de Bahía Blanca.

El juez federal Alejo Ramos Padilla tomó la medida luego de que el camarista faltara por tercera vez en una semana a su cita para prestar declaración indagatoria. El Consejo de la Magistratura podría avanzar en su juicio político en estos días.

El juez federal Alejo Ramos Padilla declaró ayer en rebeldía al presidente de la Cámara Federal de Bahía Blanca, Néstor Luis Montezanti, luego de que el ex agente de Inteligencia del Ejército imputado por delitos de lesa humanidad faltara por tercera vez en una semana y sin alegar ningún motivo razonable a prestar declaración indagatoria. El magistrado que subroga el juzgado federal bahiense, sumido en una profunda crisis derivada de la resistencia del suspendido juez Santiago Martínez a investigar la participación de civiles en el terrorismo de Estado, comunicó su decisión al Consejo de la Magistratura, que la próxima semana podría impulsar el jury de enjuiciamiento de Montezanti, tal como lo aconsejó el jueves su Comisión de Disciplina y Acusación.

Una situación similar a la de Montezanti atravesó cuatro años atrás el entonces presidente de la Cámara Federal de Mendoza, Otilio Roque Romano, que actualmente es juzgado junto a militares y policías por encubrir secuestros, torturas y homicidios durante la dictadura. Ante la posibilidad de ser detenido, haciendo uso y abuso de sus fueros como magistrado, el cuyano se tomó un avión rumbo a Chile cuando el Consejo de la Magistratura se aprestaba a destituirlo. El Estado chileno escuchó la historia de la “persecución política” que Romano invocó para pedir refugio, certificó que era una falacia inconsistente, tomó nota de su prontuario y lo devolvió en otro avión, esposado y con custodia.

Montezanti está imputado por 22 homicidios cometidos entre 1974 y 1975 por la Triple A de Bahía Blanca. Su vínculo con esa organización criminal fue acreditado por primera vez en 2007, cuando el juez José Luis Ares calificó de “convincentes y veraces” las declaraciones de cinco testigos que en 1974 vieron al abogado en medio de un grupo de matones que a punta de pistola ocupaban la Universidad Tecnológica Nacional y que hasta fines de 1975 conformaron la versión local de la Alianza Anticomunista Argentina. El juicio paradójicamente lo había impulsado Montezanti contra un ex estudiante que denunció su relación con la Triple A en una asamblea de la Universidad Nacional del Sur. El llamado a indagatoria incluye además su participación en la privación ilegítima de la libertad, las amenazas y tormentos a Jorge Riquelme. Militante de la Juventud Peronista, en 1977 Riquelme fue secuestrado y trasladado al Cuerpo V de Ejército, donde lo interrogaron y le hicieron firmar papeles a punta de pisola. Entre sus interrogadores reconoció a Montezanti, por entonces apoderado de la UOM. En 1981 el abogado ingresó como “asesor universitario” al Destacamento de Inteligencia 181, donde lo presentó el coronel José Osvaldo Riveiro, actualmente prófugo de la justicia.

La decisión de Ramos Padilla de declararlo en rebeldía se produjo luego de tres faltazos de Montezanti. El jueves pasado, ante la primera cita, priorizó el ceremonial y se quedó en la Cámara para tomarle juramento a una empleada. El lunes presentó un certificado médico para informar que una gripe lo obligaría a guardar reposo por 72 horas. Ramos Padilla lo citó entonces para el jueves a las 15, a contraturno de su trabajo para no importunarlo. La explicación entonce fue que no piensa presentarse hasta que no se cite a dos testigos que ofreció y no se le den garantías sobre su seguridad, que nadie puso en riesgo.

Los fiscales Miguel Palazzani y José Nebbia advirtieron sobre la banalidad de las excusas y la mala fe del magistrado, presentaron una docena de resoluciones que firmó en la Cámara mientras en teoría guardaba reposo, pidieron que se lo declare en rebeldía, que se le impida salir del país y se informe a la Corte Suprema de la flagrante mentira. Ramos Padilla hizo lugar al pedido aunque no ordenó la prohibición de salir del país: como juez de la Nación, el imputado tiene todavía inmunidad de arresto, privilegio que podría alterar en los próximos días el Consejo de la Magistratura. Habrá que ver entonces si Montezanti decide seguir los pasos de Romano o qué actitud toma. En su descargo ante el Consejo Superior de la UNS, que hace dos semanas lo suspendió por “falta de ética”, destacó su “estirpe orgullosamente calabresa” y advirtió que “la omertá, mal que me pese, está en mi código genético, en mi ADN”.

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