5 abr 2017

Macri y la Teoría de Control

Ha transcurrido ya más de un año desde la asunción de Mauricio Macri como Presidente de la Nación. Ver que se ha entronizado como paradigma que es bueno equivocarse y corregir el error, que avanzar en un sentido y dar marcha atrás parece ser signo de prudencia e inteligencia, que aprender sobre la marcha es bueno, como si las equivocaciones por ignorancia no afectaran a nadie, me hicieron recordar un artículo aparecido en Infobae el mismo día de la asunción de Macri.

El artículo en cuestión, de fecha 10 de diciembre del 2015, es “Cómo entender a Mauricio Macri”, y fue escrito por una reconocida periodista y académica, Silvia Mercado, y tuvo la clara intención de justificar lo que iba suceder a partir de ese día.

La redacción del artículo plantea una serie de incógnitas y dudas, sobre el futuro gobierno de Macri, sin embargo, es evidente que, por encima de las dudas, la alusión a una cuestión tan técnica como la “Teoría de Control”, trataba de fortalecer la figura del Presidente Macri atribuyéndole un conocimiento hasta el momento inexistente en anteriores gobernantes.

Pero el intencionado artículo presenta un par de falacias que paso a exponer.

La primera, es una falacia formal, ya que de una proposición particular afirmativa “Algunos ingenieros saben Teoría de Control”, infiere una proposición universal afirmativa “Todos los ingenieros saben Teoría de Control”. Efectivamente, en el artículo dice: “El secreto sería lo que se conoce como la "teoría de control", un campo de aprendizaje central en la ingeniería, dedicado al comportamiento de sistemas dinámicos, o sea, cualquier tipo de proceso en la vida real o experimental”.

Este campo central en la Ingeniería, concepto que comparto, no es central para todas las ingenierías, ya que sólo algunas carreras de ingeniería, no sólo del país, sino también del mundo, tienen asignaturas que tratan o desarrollan este campo “central” en sus curriculums.

La carrera de Ingeniería Civil, título que ostenta el Ing. Macri, no tiene, ni ha tenido históricamente, materias donde se trate el tema. Esto puede verificarse fácilmente visitando las páginas web de las diversas Universidades, incluyendo la de la Universidad Católica Argentina donde el Ing. Macri se recibió.

Concluyendo, que algunos Ingenieros sepan Teoría de Control no implica que “todos” los Ingenieros, lo que obviamente incluiría al Ing. Macri, sepan Teoría de Control.

Tampoco estudió el Ing. Macri Teoría de Control fuera de su carrera de grado, ya que de acuerdo a lo que su propio padre expresa en su página web en una biografía de su hijo, sus otros estudios han sido sobre Economía y Finanzas.

El Ing. Macri ha despreciado permanentemente los modelos económicos, cosa que jamás haría un Ingeniero que sabe Teoría de Control, ya que obtener un modelo del sistema a controlar, sea este físico, económico, ecológico o del dominio que fuese, es el primer paso para poder controlarlo.

La segunda falacia es argumentativa. Esta es la que más me preocupa, como profesional del Control Automático, pues con su enunciación se induce al lego en el tema a entender en forma equivocada el funcionamiento de los sistemas de control realimentados. Se han usado indistintamente, y con una evidente intención de argumentar a favor de la figura presidencial, distintas acepciones del término “error”. Transcribo directamente del diccionario en línea de la Real Academia Española, las cinco acepciones de “error” que presenta:

1. m. Concepto equivocado o juicio falso.
2. m. Acción desacertada o equivocada.
3. m. Cosa hecha erradamente.
4. m. Der. Vicio del consentimiento causado por equivocación de buena fe, que anula el acto jurídico si afecta a lo esencial de él o de su objeto.
5. m. Fís. y Mat. Diferencia entre el valor medido o calculado y el real.

Claramente, se confunden como si fuesen lo mismo, las segunda y tercera acepciones, con la quinta, que es la que exclusivamente se corresponde con el uso que se le da en “Teoría de Control”.

Dice el artículo en cuestión: “En el proceso de control, lo que existe es la realimentación, lo que viene después de hacer cualquier cosa, que normalmente devuelve un error, que hay que reconocer rápidamente para corregirlo, también, rápidamente.” (la negrita es del original).

En los sistemas de control de lazo cerrado, la realimentación no “viene después de hacer cualquier cosa”, sino que se encuentra presente en forma permanente (a lo sumo se mide a intervalos discretos suficientemente pequeños en sistemas de control de procesos por computadora, o en sistemas de control de gestión). O sea, la realimentación siempre está presente, lo que permite que, al calcularse en forma permanente la diferencia entre el valor de la función objetivo o referencia y el valor de realimentación, los órganos o elementos de control tomen las acciones pertinentes a fin de lograr que la variable controlada del sistema alcance y se mantenga en el valor previsto. Es claro y evidente que el gobierno de Macri hace “cualquier cosa” y luego “realimenta” la opinión pública, si el globo pasó, pasó, y si no, se da marcha atrás.

El artículo continúa diciendo: "Macri no tiene aprensión de aceptar el error", dice un ingeniero como él, "porque como enseñaba un profesor que compartimos, el error es una bendición, porque es lo que permite corregir para alcanzar el objetivo, que sin la detección del error, sería imposible".

Terrible afirmación la que allí se hace, donde se refiere a “error” en el sentido de la primer definición del Diccionario de la Real Academia. El error jamás es una bendición, ni en Control Automático ni en otras situaciones. El error, en las acepciones primera y tercera, es, generalmente, humano, y en consecuencia puede ser entendido y hasta perdonado. El error en la segunda acepción, si la acción es “desacertada o equivocada” como consecuencia de ignorancia, puede también llegar a ser perdonada, pero si la acción es “desacertada”, porque intencionalmente así se ha ejecutado, el error es malicioso, entonces no puede ser justificado y menos aún perdonado.

Lamentablemente, la autora no cita la fuente, o sea el “ingeniero como él” mencionado en el párrafo, pero no creo que su profesor pueda haber dicho semejante desatino: “el error es una bendición”, porque esta idea echa por la borda todas las técnicas empleadas para lograr sistemas con error nulo, o al menos, el mínimo posible o adecuadamente acotado.

Es interesante observar que tenemos un gabinete, “el mejor de los últimos 50 años”, plagado de ingenieros, algunos que seguramente han tenido en sus currículas asignaturas con contenidos sobre Teoría de Control (Aranguren, Ingeniero Químico UBA, Malcorra, Ingeniera Electricista UNR, Cabrera, Ingeniero Electricista y Electrónico, UM) y otros no (Lombardi, Ingeniero Civil, UBA, Martínez, Ingeniero Agrónomo, UNC). Da la sensación que aquellos que estudiaron Teoría de Control, ya la han olvidado completamente.

Hace un par de años circulaba el chiste: “¿por qué a los chinos les va bien y a nosotros no?: Los últimos 5 presidentes chinos fueron Ingenieros y los nuestros Abogados”. Hoy, la verdad, como Ingeniero, quisiera que todos lo hayan olvidado, y por favor, ¡que vuelvan los abogados!.

Pero al finalizar este escrito, casi como en cuento de horror, me sobresalto ante una presunción: ¿Y si realmente saben de Teoría de Control? Porque si los objetivos de este gobierno son el endeudamiento externo sin límites, un nivel de desocupación del 20 a 23 % (cifra que desde la época de Martínez de Hoz aparece en cada gobierno neoliberal), la disminución del salario real (vaya uno a saber hasta qué valores) y el aumento de la desigualdad, no cabe duda que lo están logrando.

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