De acuerdo a denuncias de organizaciones defensoras de Derechos Humanos alrededor de 12.500 personas han fallecido durante la campaña del mandatario filipino contra las drogas.
Según las organizaciones denunciantes muchas de las víctimas han sido identificadas como personas adictas o dedicadas al tráfico a pequeña escala, lo que ha generado todo tipo de críticas en relación a las tácticas empleadas por el Gobierno de Duterte.
También señalaron que dos terceras partes de los fallecidos han perdido la vida a manos de mercenarios o de policías encubiertos.
Los dos obispos católicos más influyentes del país, Luis Antonio Tagle y Sócrates Villegas, han recordado este domingo la necesidad de poner fin a esta ola de represión por parte de las fuerza pública que en los últimos días se ha cobrado más de 90 vidas.
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