Mientras que la canciller alemana Angela Merkel y el presidente francés Emmanuel Macron ya se han puesto de acuerdo para gobernar juntos la Unión Europea, el tanque pensante oficial de Alemania Federal aconseja que Berlín asuma el mando militar de la UE y la OTAN. Viendo la posición del presidente Trump, que limita la influencia de Estados Unidos en la alianza atlántica, los expertos gubernamentales consideran que Berlín puede ponerse a la cabeza de la OTAN ante Rusia invirtiendo masivamente en el desarrollo de las fuerzas armadas alemanas y en la creación de fuerzas multinacionales.
Alemania debe dar muestras de un «liderazgo decidido» en el seno de la OTAN y llevar esa alianza militar de «Occidente» a adoptar un nuevo concepto estratégico. Eso piden varios consejeros del gobierno alemán y expertos en política exterior. El contexto es la reorientación de la política mundial alemana que, desde que Rusia recuperó Crimea, ya no busca sólo intervenciones militares en el mundo entero para garantizar intereses estratégicos y económicos sino también luchar contra «proyectos concurrentes de concepción» de la política internacional. Con ese fin, Alemania está desempeñando un papel de primer plano en la instalación de la presencia de la OTAN en el este de Europa –en contra de Rusia.
Berlín es líder, en particular, en la creación de divisiones multinacionales, que están destinadas a completar las tropas de la OTAN estacionadas en los países bálticos y en Polonia y llamadas a convertirse en la «punta de lanza» de la alianza atlántica. Como subraya la Fundación para la Ciencia y la Política (Stiftung für Wissenschaft und Politik, SWP), la Unión Europea puede enviarlas en cualquier momento y participar en operaciones, de manera que esas divisiones multinacionales «tienen una importancia y un alcance que va más allá de la alianza», según la SWP.
Proyectos concurrentes de concepción del orden político
El origen de la demanda de un «liderazgo» alemán más fuerte en el seno de la OTAN está en la reorientación estratégica de la política mundial de Berlín posterior a la recuperación de Crimea por parte de Rusia. Hasta entonces el gobierno alemán tenía en miras, en términos de operaciones militares, sobre todo guerras en países lejanos –intervenciones para instalar o estabilizar gobiernos pro-occidentales, como en Afganistán o en Mali, así como medidas tendientes a «mantener el libre intercambio y el acceso sin impedimentos a los mercados y las materias primas en todo el mundo», como ya se había enunciado en las Líneas Directrices de la Política de Defensa de 1992.
Pero la situación ha cambiado desde aquella época. Dado el hecho que países como China y Rusia «adquieren una influencia creciente en el plano económico, político y militar», se está formando un «orden multipolar», lo cual podría hacer surgir «concepciones concurrentes de estructuración del orden político internacional», según el reciente Libro Blanco de las Bundeswehr (las fuerzas armadas de la República Federal de Alemania). O sea, Rusia «se presenta como un centro de gravitación independiente con ambición global». Según los estrategas alemanes, eso está demostrado claramente y sin ambigüedad por la recuperación de Crimea. Mientras que Moscú insista en actuar «independientemente» en materia de política exterior, será un «desafío para la seguridad en nuestro continente», indica el Libro Blanco.
Tres olas
El gobierno alemán respondió a la «concepción del orden» independiente rusa con una estrecha cooperación militar con la OTAN. En la aplicación de las etapas pertinentes decididas en las cumbres de la alianza atlántica realizadas en Newport (septiembre de 2014) y en Varsovia (julio de 2016), Berlín «asumió un papel de líder», como señala un reciente análisis de la Fundación Konrad Adenauer (CDU).
Esto está confirmado por un estudio de la Fundación (alemana) para la Ciencia y la Política (SWP), que examina la eventual escalada del conflicto entre la OTAN y Rusia en las fronteras orientales de la alianza.
«La primera» ola «en un eventual conflicto» alcanzaría en particular, junto a los ejércitos de los países del este de la OTAN, la nueva EFP (enhanced forward presence) de la alianza, según el estudio de la SWP. La EFP incluye los 4 batallones multinacionales de la OTAN en Estonia, Letonia, Lituania y Polonia, batallones de los que Alemania dirige uno.
La «segunda ola» del conflicto tendrá que enfrentar en particular la nueva «punta de lanza» de la OTAN, la VJTF (Very High Readiness Joint Task Force), declara la SWP. Las Bundeswehr han sido uno de los responsables de la creación y puesta en marcha de la VJTF, que puede ser desplegada en muy poco tiempo.
La «tercera ola» es la única que «no tiene todavía una unidad designada», resume el tanque pensante de Berlín. Las divisiones multinacionales que Berlín ha creado desde 2013 podrían servir para ello particularmente bien –debido a la integración de las tropas extranjeras en unidades del Bundeswehr).
Predominio alemán
Como señalan los autores del artículo de la SWP, las divisiones multinacionales cuya constitución se desarrolla actualmente no están concebidas sólo para operaciones en el este. Pero su estructura –con vista a esas operaciones– lleva el sello de los planes operacionales de la OTAN. En esa medida, las actividades actuales de las Bundeswehr en materia de armamento también están determinadas en gran parte por las normas de la alianza atlántica. Dos de las 3 divisiones multinacionales deben constituirse ahora «con hasta 5 brigadas pesadas… con personal y estructuras de las divisiones alemanas» reporta la SWP. Además, la Luftwaffe-Einsatzverband (la alianza operativa de la aviación militar alemana) prevista en el marco de la OTAN «se basa en más del 75% en las capacidades de la República Federal». Es por tanto «un marco esencial para la planificación de la gestión de la aviación militar alemana». Los planes de la OTAN para la marina se traducen «ante todo en especificaciones para la zona de mando y en un mando naval dominado por Alemania para el Mar Báltico». La SWP resume:
«El papel de Alemania en esas alianzas y estructuras sería significativo en tierra, mar y aire.»
Los autores dudan que las medidas de rearme necesarias puedan limitarse a unos 130 000 millones de euros hasta 2030, como anunció la ministra (alemana) de Defensa Ursula von der Leyen. Pero no hay que dejarse asustar por los costos: «El liderazgo militar tiene su precio.»
Moldear la OTAN
En el contexto de una dirección alemana en la construcción de las divisiones multinacionales, también designadas como «pilar europeo de la OTAN», la Fundación Konrad Adenauer reclama ahora la elaboración de un nuevo concepto estratégico para la alianza militar occidental. El concepto estratégico actual data en realidad de 2010 y por tanto no tiene en cuenta la reciente evolución de la guerra antiterrorista –la guerra contra el Emirato Islámico (Daesh)– ni el creciente conflicto con Rusia. Según un artículo reciente de la Fundación Adenauer, la OTAN ha descrito suficientemente sus actividades en los comunicados de las cumbres de Newport y de Varsovia. Pero el trabajo sobre un nuevo concepto ofrecería la oportunidad para focalizar las fuerzas en la alianza, que no está exenta de crisis. Actualmente, Estados Unidos no está asumiendo enteramente «su papel tradicional como líder en la alianza o al menos no lo hace de manera confiable». Alemania, sin embargo, sí está «presente» con la posición de líder en la construcción de las divisiones multinacionales. El autor de ese trabajo, Patrick Keller, coordinador de la Fundación Adenauer para la política exterior y de seguridad, recomienda que Alemania utilice «el capital político que se ha ganado al asumir responsabilidades adicionales para consolidar la OTAN y modelar su futuro».
Por la OTAN y la Unión Europea
Pero las nuevas divisiones multinacionales no se limitan a las intervenciones en el marco de la OTAN. Formalmente, participan «sólo las fuerzas armadas de los Estados miembros» y son estos quienes pueden decidir libremente su despliegue, reafirma la SWP. Se estima que esas fuerzas actualmente participarían ante todo en intervenciones de la alianza, pero «en principio» las formaciones de combate podrían utilizarse también «en operaciones de la Unión Europea».
«Ante los choques que se han producido en la relación transatlántica», las divisiones multinacionales «tienen una importancia que va más allá de la alianza».
A parte de eso, al seguir esta trayectoria, las Bundeswehr se convertirían en «uno de los ejércitos más importantes del continente». Los autores de la SWP concluyen:
«Ahora parece más urgente aún que el debate sobre la creciente importancia de Alemania en la OTAN y en Europa cobre más espacio en Berlín.»
En fin, el proyecto extremadamente ambicioso de creación de divisiones multinacionales exige un «liderazgo decidido» –y «de parte de Alemania».
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