El ex juez de la Corte Suprema inscribió la desaparición forzada de Maldonado en un contexto en el que hay “una nueva pretensión totalitaria” en el país. “Tengamos cuidado con la advertencia de lo que representa este hecho”, señaló.
El ex ministro de la Corte Suprema de Justicia y actual miembro de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, Raúl Zaffaroni, comparó la desaparición de Santiago Maldonado con el secuestro y el asesinato del dirigente metalúrgico Felipe Vallese, el primer detenido desaparecido político del país. “Es un adelanto, como fue en su momento Vallese respecto de la dictadura y la doctrina de la seguridad nacional”, alertó sobre la falta de respuestas del Gobierno sobre el paradero del joven del que no se sabe nada desde el 1 de agosto, después de la brutal represión de Gendarmería a la comunidad Pu Lof de Cushamen. “Tengamos cuidado con la advertencia de lo que representa este hecho”, insistió.
Para el magistrado, “hay una nueva pretensión totalitaria”, que se diferencia a la época de la dictadura porque esta vez se ejecuta a través de las “fallas institucionales del sistema”. “Lo que a uno le hace pensar que se trata de una desaparición forzada es la actitud oficialista”, opinó Zaffaroni, en referencia al “cambio de rumbo” del discurso de los funcionarios gubernamentales. Al respecto, Zaffaroni resaltó que ahora la situación se les volvió “innegable” porque la gente “perdió el miedo”. “Uno ve que se han subido al desván de los disfraces viejos y desde ahí bajaron todo el arsenal de encubrimiento que antes se usaba para una desaparición forzada”, denunció el ex juez del máximo tribunal.
Felipe Vallese fue secuestrado en agosto de 1962 durante el gobierno de José María Guido. Tenía 22 años era delegado metalúrgico y miembro de la Juventud Peronista. Los testimonios de la época dieron cuenta que fue torturado en la comisaría 1 de San martín y desde allí fue desaparecido. Su búsqueda se transformó en un reclamo político que atravesó los sucesivos gobiernos militares y civiles.
El secretario de Derechos Humanos, Claudio Avruj, viajó ayer a Esquel a pedido del presidente Mauricio Macri después del impacto internacional que generó la desaparición del joven y las encuestas que registraron que el reclamo por su aparición se instaló con fuerza entre los argentinos. El giro en la posición del Gobierno quedó evidenciado también en declaraciones del ministro de Justicia, Germán Garavano, quien dijo “no pongo las manos en el fuego por nadie”.
Al referirse específicamente al rol que cumple Gendarmería, Zaffaroni destacó que siempre fue “una fuerza bastante limpia” y culpó a los responsables políticos por “la desproporción del uso de la fuerza”. “Cuando había problemas, los peritajes siempre los hicieron ellos porque fueron una fuerza correcta, no sé ahora qué conducción política tiene en este momento para que pasen estas cosas”, se preguntó en diálogo con Radio Del Plata. El 30 de diciembre de 2015 la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, designó al comandante general Gerardo Otero al mando de Gendarmería y como subdirector al general Federico Sosa. Según el comunicado oficial del ministerio, Bullrich resaltó que se trataba de una “decisión estratégica” contra el narcotráfico.
“Arriesgo una hipótesis más grave: creo que esa desproporción en el uso de la fuerza lo que está mostrando es una falta de técnica policial y por otra parte un descontrol de la conducción política de la fuerza, lo que lo vuelve aún más peligroso”, puntualizó Zaffaroni y opinó además que no entiende esta forma de actuar del Gobierno porque es “disfuncional para sus propios planes”. “Si están manipulando a Gendarmería de esa manera, están corrompiendo una fuerza que siempre fue limpia”, denunció al ser consultado si el Gobierno está defendiendo a los gendarmes porque los necesitan para otros casos, como el de Nisman.
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